Un estudio sobre la promoción de la participación juvenil impulsadas por el Instituto Nacional de la Juventud del Uruguay (INJU) concluye que las políticas del Organismo se basan en una concepción de ciudadanía activa en donde ejercer el derecho a participar es fundamental, y “solo” habilitan a participar a los/as jóvenes que tienen la capacidad de proponer transformaciones en lo social a partir de una acción colectiva.
El estudio, realizado entre noviembre de 2013 y agosto 2014, coloca el foco entorno al sujeto de la política al que apunta el actual Plan Nacional de Juventudes y sobre el que están pensadas sus acciones. La autora, Rossana Blanco, destaca que el organismo concibe a un joven que “es activo, que desea participar, que le interesan las cuestiones públicas”. Las políticas suponen a los jóvenes como ciudadanos que ejercen sus derechos, explica Blanco, tal sujeto social supone unas ciertas competencias sociales, como por ejemplo discursivas, para poder participar.
En caso de no estar presentes estas competencias se hace necesaria la mediación de otras instituciones de lo juvenil ligadas a la protección o atención focalizada, que ofician de sostén cuando las acciones de participación implican mayores niveles de autonomía.
El repertorio amplio y diverso de experiencias juveniles de participación, que van desde aquellas con altos grados de institucionalización a otras con interés de transformación en sus localidades inmediatas. Esto implica que el INJU tenga una multiplicidad de interlocutores con los que debe sentarse a dialogar.
A su vez “esta variedad de densidades organizacionales pone en cuestión la posibilidad de la real incidencia en la transformación de lo público, especialmente por aquellas menos institucionalizadas”, explica Blanco.
Asimismo destaca la tensión que existe entre las prácticas alejadas de ámbitos tradicionales tales como gremios y partidos, y su posibilidad de trascender el entorno inmediato de aplicación. Según analiza Blanco los responsables de áreas transversales y las personas adscriptas a programas específicos resaltan el riesgo de que tales acciones, ricas en contenidos y estrategias, puedan resultar en “novedosas” pero “intrascendentes”. Acciones encapsuladas, que se perciben como “tranquilizadoras”. Para la autora el término “tranquilizadoras” se manifiesta en dos connotaciones: traquilizadoras en el sentido de que los sujetos juveniles estarían participando y tranquilizadoras porque esas acciones no tendrían mayor impacto en el ejercicio de la ciudadania juvenil.
Próximamente estará publicada en el repositorio Colibri la Tesis con más información sobre esta investigación, realizada en el marco de la Maestría Derechos de Infancia y Políticas Públicas.