Doctorando en Psicología (Facultad de Psicología - Udelar). Magister en Ciencias Humanas, opción Estudios Latinoamericanos. Licenciado en Psicología. Diplomado en Género y políticas públicas. Especializado en trabajo con víctimas de experiencias traumáticas (Instituto Vasco de Criminología de la Universidad del País Vasco). Especializado en intervención con varones que ejercen violencia. Diplomado en Género y políticas de igualdad (FLACSO – Uruguay). Posgrado en Psicoanálisis y Género (Asociación de Psicológos de Buenos Aires - Universidad JFK). Desde 2018 se desempeña como psicólogo en la Unidad de Víctimas y Testigos de la Fiscalía General de la Nación. Integra el equipo docente del Programa de Género, Sexualidad y salud reproductiva del Instituto de Psicología de la Salud de la Facultad de Psicología de la UdelaR.
Dentro de sus publicaciones destacan el libro “Entre el borrado y la afirmación. Corporalidades trans en el sistema penitenciario.” en coautoría con Diego Sempol y Leticia Palumbo y “La trata sexual en el Río de la Plata. La construcción de la política pública y su investigación y persecución penal en contextos situados” publicado por Fundación de Cultura Universitaria.
Sus principales líneas de trabajo académicas se vinculan con el campo de la salud y género, masculinidades, diversidad sexual, violencia de género, violencia sexual y trata de personas.
El programa de Género, Salud Reproductiva y Sexualidad de la Facultad de Psicología de la Udelar realizó una investigación sobre el riesgo de reinserción de los abusadores sexuales. A través del estudio se logró llegar a un instrumento de evaluación adaptado a la realidad uruguaya, que permitiría “mejoras en la valoración de riesgo y la gestión eficaz de los ofensores sexuales en el medio penitenciario”, según establece el documento.
¿Es viable la reinserción de los abusadores sexuales?
Venimos desarrollando desde hace unos años una línea académica de investigación y docencia en el tema de violencia sexual, con énfasis en lo que tiene que ver con la atención a ofensores sexuales, que es una de las piedras en el zapato en lo que tiene que ver con violencia sexual por lo que genera. En función de eso, nos pusimos a ver qué existe a nivel internacional. Los datos apuntan que sí es posible el trabajo con personas que ejercen violencia sexual y con buenos resultados.
Hay varios mitos, por ejemplo, la idea de que son personas irrecuperables, que la reincidencia va a ser el destino que van a tener. Los datos hablan de que la población de ofensores sexuales, en términos porcentuales de reincidencia, es sensiblemente menor a la reincidencia total en otros delitos. El porcentaje en otros delitos ronda el 40%. En casos de los abusadores sexuales es alrededor del 15-20%. Y ese dato disminuye casi a la mitad cuando se empieza a trabajar con los ofensores sexuales.
Las características que comparten los agresores sexuales
El universo de ofensores sexuales es sumamente heterogéneo. Se ha hablado de la construcción de perfiles, que es algo bastante cuestionable. Se habla de las características de los agresores de acuerdo a los delitos que comenten en función de la gravedad. Sobre todo, analizar los factores de riesgo. La perspectiva que está instalada tiene que ver con el análisis de los factores de riesgo. Para hacer una valoración de riesgo adecuada existen distintos indicadores que son como señales que pueden indicar que puede haber una reincidencia. Hay tres áreas: funcionamiento psicosocial, las características del delito y planes a futuro. Componen la guía del instrumento que nosotros estamos adelantando a nuestro medio en el medio penitenciario. La valoración de riesgo es delicada y difícil. Hay pautas que diferencian para valorar y para hacer una adecuada gestión de riesgo. Esto significa que identifico, al momento que valoro a la persona, cuáles son las cosas que necesita atender. Por ejemplo, factor de riesgo puede ser el consumo problemático de sustancias que esta asociado al delito que comete. Cuando lo detecto y lo evalúo adecuadamente, genero un plan de trabajo a los efectos de poder atender eso.
Si la persona es reincidente, empiezan los cuestionamientos y despiertan los mayores sentimientos viscerales de la sociedad. Sale la pregunta: ¿Qué hacemos? En realidad, si nos remitimos a lo que existe, la tasa de reincidencia es inferior a otros tipos de delitos. Esto nos marca que algo tenemos que hacer. Trabajar con los ofensores sexuales no es trabajar con el ofensor en sí mismo, sino que también en pro de las víctimas o posibles y potenciales victimas a futuro.
La estrategia de trabajo para reinsertar a agresores sexuales
Lo ideal es que tendría que haber un plan de acompañamiento y seguimiento no solo intercarcelario, sino posterior, cuando la persona cumple la condena y sale en libertad. Hay algunas experiencias en algunos países que se llaman “círculos de apoyo y responsabilidad”. Lo que veníamos viendo es que esta propuesta viene siendo exitosa, con resultados positivos en términos de seguimiento, reduce la estigmatización que estas personas sufren. Lo que sí se sabe es que a mayores niveles de estigmatización, mayor riesgo se corre a que vuelva a reincidir en el delito.
Son círculos donde el centro es la persona. Funciona con custro o seis voluntarios que hacen el acompañamiento y monitorean. Hay un profesional que supervisa el desarrollo de la experiencia. Eso permite acompañar a la persona en la reinserción laboral, educativa y también monitorear cuando se prenden algunas alarmas de posible reincidencia en el delito. Depende de las características de la persona (las alarmas). No es lo mismo una persona con una psicopatía, a una persona que comete un delito de oportunidad.
Uruguay no tiene una tradición de evaluación de riesgo en base a instrumentos estandarizados. En la literatura especializada es el juicio clínico. El profesional va, evalúa y puede distar mucho de la valoración que hace otro técnico o técnica. Los instrumentos, por ejemplo, el SR20, lo que busca es disminuir los niveles de discrecionalidad. Es decir, los profesionales que tengan que evaluar, tienen que ver lo mismo: los 20 factores de riesgo agrupados en tres áreas claves, que son las áreas que más se ponen en juego a la hora de predecir.
El trabajo para prevenir casos de abuso sexual
Se han implementado los registros de violadores para evitar el contacto con determinada población que es de riesgo: niños, niñas, adolescentes y mujeres. Hay que hacer un adecuado seguimiento para evitar ese contacto. Los estudios de seguimientos que existen, van entre 4 y 20 años. En algunas partes del mundo, hace más de 50 años que le tema se viene estudiando. En Uruguay recién estamos asomando la nariz, oscilando siempre en esto que cuando ocurre un hecho de notoriedad pública, genera alarma social, se coloca el tema sobre la mesa y después hay otros temas que tapan el tema de la violencia sexual, hasta que vuelve a ocurrir un hecho como ese.
La herida que genera el abuso sexual
Ese otro de los mitos que existen. No todo hecho de violencia sexual produce una herida para toda la vida. Cuando hablamos de abuso sexual infantil una cosa que se ve siempre es la respuesta inmediata del entorno, las características de la persona, el vínculo con el agresor y la gravedad. Son factores que también a la hora de evaluar el impacto que tiene la víctima son importantes a tener en cuenta. A mayor descreimiento va a tener una repercusión en la psiquis de la persona mayor.
En los casos de violencia sexual cronificado coloca heridas en la persona que la acompaña toda la vida. Después, hay personas que deciden gestionar consigo mismas qué es lo que les pasó. Es tan válido que la persona lo devele a que no. Es muy íntimo de la persona qué es lo que puede hacer con eso. Muchas veces aparece la demanda de “¿por qué no lo dijiste antes? Y eso es tan culpabilizante como las estrategias que se utilizan para mantener el secreto. Cuando hablamos de abuso sexual infantil hablamos de una dinámica abusiva que se instala y es muy difícil romper el secreto para que el abuso se vea.
Venimos viendo que las características del sistema penitenciario es una realidad muy compleja. Quien entra al sistema no está teniendo una adecuada estrategia para la rehabilitación de las personas. A diferencia de otra población carcelaria, tienden a ajustarse a las normas carcelarias.
En términos del elenco que implica las conductas de violencia sexual, hay una alta prevalencia en abuso sexual intrafamiliar, la situación de explotación sexual comercial también. Siempre estamos hablando de un elenco de delitos que es la punta del iceberg. Lo que se ve es lo mínimo de una gran cantidad de situaciones que no se han sabido. Siempre está la pregunta de ¿ha aumentado los hechos en comparación a otros momentos? Ahí uno siendo riguroso tiene que ver que desde que empezaron a registrarse, se aprecia que hay una mayor cantidad de denuncias y detección de violencia sexual en todo su elenco.