Doctorando en Psicología (Facultad de Psicología - Udelar). Magister en Ciencias Humanas, opción Estudios Latinoamericanos. Licenciado en Psicología. Diplomado en Género y políticas públicas. Especializado en trabajo con víctimas de experiencias traumáticas (Instituto Vasco de Criminología de la Universidad del País Vasco). Especializado en intervención con varones que ejercen violencia. Diplomado en Género y políticas de igualdad (FLACSO – Uruguay). Posgrado en Psicoanálisis y Género (Asociación de Psicológos de Buenos Aires - Universidad JFK). Desde 2018 se desempeña como psicólogo en la Unidad de Víctimas y Testigos de la Fiscalía General de la Nación. Integra el equipo docente del Programa de Género, Sexualidad y salud reproductiva del Instituto de Psicología de la Salud de la Facultad de Psicología de la UdelaR.
Dentro de sus publicaciones destacan el libro “Entre el borrado y la afirmación. Corporalidades trans en el sistema penitenciario.” en coautoría con Diego Sempol y Leticia Palumbo y “La trata sexual en el Río de la Plata. La construcción de la política pública y su investigación y persecución penal en contextos situados” publicado por Fundación de Cultura Universitaria.
Sus principales líneas de trabajo académicas se vinculan con el campo de la salud y género, masculinidades, diversidad sexual, violencia de género, violencia sexual y trata de personas.
La diaria conversó con uno de los operadores del servicio, que empezó a funcionar hace cuatro meses y es coordinado junto con la Facultad de Psicología.
El mismo día en que se lanzó la línea de escucha para hombres de la Intendencia de Montevideo (IM), en setiembre de 2023, “recibimos 14 llamadas y mensajes”, contó a la diaria Nahuel Suñol, psicólogo y uno de los operadores telefónicos. Si bien la frecuencia de las llamadas disminuyó durante las semanas siguientes, actualmente atienden unas dos o tres por día y la evaluación de los usuarios es positiva.
El equipo coordinador de la línea hizo el viernes pasado la presentación de los primeros resultados y avances del funcionamiento del servicio, que la IM coordina junto con el Programa de Género, Sexualidad y Salud Reproductiva de la Facultad de Psicología (Universidad de la República).
La presentación estuvo a cargo de Néstor Rodríguez, psicólogo y coordinador de la línea, y de Solana Quesada, directora de la División Asesoría para la Igualdad de Género de la comuna capitalina. Allí contaron que es un espacio de escucha que brinda asesoramiento y orientación por intermedio de un equipo especializado. Funciona de lunes a viernes de 18.00 a 21.00. El número es 1950 5151 y está destinado a hombres mayores de 18 años que viven en Montevideo.
La atención es confidencial y, si el usuario llama por fuera del horario de atención, puede dejar un mensaje para que se le devuelva la llamada. Como la llamada tiene costo, el usuario puede escribir al correo electrónico línea.hombres@imm.gub.uy y desde el servicio se ponen en contacto. La línea también está destinada a personas vinculadas a hombres (familiares, personas de la comunidad) y a equipos técnicos que trabajen con población masculina.
Para la implementación de este servicio el equipo coordinador tomó como referencia dos ejemplos exitosos en el apoyo a la gestión saludable y asertiva de las emociones de los hombres: la línea Calma de Bogotá (Colombia) y la llamada MensLine de Australia.
Al otro lado del teléfono
Suñol conversó con la diaria a cuatro meses del lanzamiento de la línea telefónica y en el marco de la presentación de los primeros resultados. Lo primero que dijo el operador sobre el servicio es que tiene un abordaje novedoso en el país porque no sólo trabaja en momentos de crisis con los usuarios (como la línea Vida de prevención del suicidio, por ejemplo), sino que tiene un enfoque más general. El modelo de intervención contempla primeros auxilios psicológicos y una valoración de riesgos, pero también los enfoques de género y psicoeducacional.
Los cuatro operadores de la línea telefónica son hombres (tres psicólogos y un trabajador social) y cuentan con capacitación específica en este servicio. Las llamadas duran entre 30 y 40 minutos, pero la llamada más extensa hasta el momento duró casi dos horas, según contó Rodríguez en la presentación. Además, hay personas que llaman más de una vez por semana, lo que para los coordinadores significa que el servicio es una referencia para algunos hombres.
“El protocolo a seguir es un protocolo vivo, está redactado pero se le van haciendo pequeñas modificaciones en la práctica”, explicó Suñol para hacer constar que van mejorando las intervenciones con el tiempo. Incluso cuentan con el apoyo de un equipo de cuatro estudiantes de Psicología que elaboraron una guía de recursos para la asistencia a los usuarios.
Para explicar cómo se puede ayudar a un hombre mediante una llamada telefónica, el psicólogo aportó un ejemplo: “A un hombre que está en un proceso judicial se le explica en qué etapa está y lo que va a atravesar; se charla para que pueda reflexionar sobre sus actitudes y por dónde quiere continuar su vida. Se ayuda a bajar ansiedades y a que la persona cuente con herramientas para transitar ese proceso”.
De las 586 llamadas que se hicieron al servicio desde su lanzamiento (dentro y fuera del horario de atención), 10% implicó una situación de riesgo para el hombre o para terceros. Suñol explicó que, en esos casos, durante la intervención “se le brinda al usuario escucha y contención, se adquiere una postura de ordenar e intervenir llamando a un tercero para que pueda estar con la persona de forma presencial, o se coordina con la Policía o la emergencia médica”.
El operador aseguró que han tenido experiencias exitosas ayudando a usuarios en momentos de crisis. “Brindar un espacio de escucha para que la persona pueda expresarse y pensar en conjunto ordena y ayuda un montón. Luego, la persona quizás quiera seguir trabajando en consulta psicoterapéutica, pero como primera línea aporta mucho tener este espacio”, agregó.
Por otra parte, en 59% de los casos, se realizaron derivaciones y coordinaciones con otros servicios públicos a partir de la demanda de los usuarios. Las principales instituciones a las que se ha derivado han sido prestadores de salud (fundamentalmente por temas de salud mental), seguido por Centros Públicos de Empleo, servicios de atención a varones que ejercen violencia y servicios jurídicos.
Quiénes llaman
Los hombres que recurren a la línea telefónica se encuentran principalmente entre los 36 y 55 años, siendo el promedio de edad de unos 48 años. En la presentación de los resultados preliminares, los coordinadores aseguraron que tienen el desafío de llegar a una población que no está acudiendo el servicio: los jóvenes de entre 18 y 25 años. Para ello, entienden que se debe mejorar la difusión.
Por otro lado, 20% de los hombres que llamaron se encuentran en situación de desempleo y 23% son jubilados o pensionistas. Según Suñol, esto refiere a que la jubilación y la pérdida de empleo pueden ser momentos de crisis en la vida de los hombres debido a la importancia del trabajo y la productividad en la construcción social de las masculinidades.
A su vez, Rodríguez contó en la presentación que muchos hombres han llamado a la línea telefónica buscando empleo, algo que el servicio no puede garantizar. En cambio, “hacemos apoyo en cómo llevar mejor la búsqueda de trabajo, además de orientaciones y derivaciones” a centros públicos especializados, agregó el coordinador.
En tanto, 19% de los hombres planteó tener alguna discapacidad (motriz, visual, auditiva o cognitiva) y 20% reportó tener un problema de salud mental como ansiedad, depresión, trastorno de personalidad o psicosis. Rodríguez especificó que algunos hombres tienen cierta dificultad para determinar si han tenido problemas de salud mental: “Cuando se le hace la pregunta dice que no, pero cuando se empieza a explorar en realidad tiene un diagnóstico de esquizofrenia”, explicó.
La mayoría de los hombres que han acudido al servicio viven solos (34%). Para Rodríguez, este dato es fundamental para entender el perfil de estos hombres, ya que la “vivencia de soledad” y el “no tener con quien hablar” son algunas de las cuestiones que aparecen en las llamadas. En la entrevista Suñol agregó que en los adultos mayores el principal motivo es la soledad debido a la etapa vital que están atravesando y a la pérdida de seres queridos. Incluso algunos de ellos han llamado en reiteradas ocasiones.
El operador derribó algunos mitos que tiene la sociedad sobre las masculinidades, como que “los hombres no se preocupan por su salud”. “En general, pasa por el miedo que tienen por el diagnóstico que les pueda dar el médico, porque hemos recibido llamadas en las que cuando se sienten cómodos empiezan a consultar cosas de ese tipo”, explicó.
Uno de los datos más llamativos es que el principal motivo de las llamadas se da por “situaciones conflictivas con la pareja”. Así, en casi la mitad de las llamadas “aparecen situaciones de ejercicio de la violencia o que los propios hombres plantean ser víctimas de manifestaciones de violencia”, explicó Rodríguez en la presentación. A su vez, Suñol dijo que en estas llamadas surgen los problemas de convivencia y los celos, además de hombres que tienen denuncias por violencia y medidas de alejamiento como tobilleras electrónicas.
A este motivo le siguen los temas de salud; relacionamiento con hijas e hijos; situaciones laborales; manejo de emociones; situaciones de duelo; historia de violencia en la infancia; vida sexual y reproductiva; cuestionamientos a la masculinidad hegemónica; relación con el propio cuerpo; relacionamiento con pares; y manejo de convivencia o relaciones.
Para Rodríguez, también es llamativo que en las consultas de los hombres prácticamente no aparezcan temas vinculados a la salud sexual y reproductiva: “Cuando hilamos fino en esas necesidades y problemas, no aparecen señalados”. El coordinador también mostró preocupación porque muy pocos ofensores sexuales se han acercado al servicio. Durante los primeros diez meses de 2023, el Ministerio del Interior registró 2.721 denuncias por delitos sexuales. El 89% de los indagados son varones.
Un “desahogo”
“En la devolución que tenemos, sabemos que el servicio les sirve a los usuarios, les hace bien”, valoró Suñol. Por su parte, Rodríguez aseguró que la mayoría de los usuarios calificó la respuesta del servicio como “satisfactoria” y “ampliamente satisfactoria”, aunque también hubo devoluciones negativas, por las que se cuestionan qué medidas tomar para que los hombres se acerquen más al servicio.
Los desafíos que tiene la línea telefónica son los de llegar a jóvenes de entre 18 y 25 años, hacer seguimiento en casos que lo ameritan más allá de los de alto riesgo, profundizar la difusión del servicio y analizar otros medios de acceso.
Durante la presentación los coordinadores compartieron algunas devoluciones que han recibido sobre el servicio. Por ejemplo, un hombre de 32 años dijo: “Me sentí mucho mejor después de que pude hablar con alguien y pude tomar acciones respecto a lo que hablamos”. Para otros, el servicio es un canal para expresar lo que sienten, como un hombre de 35 años que señaló: “La verdad fue más que nada desahogo y es algo que ya pasó”.
A su vez, algunos usuarios han hecho referencia a que no tienen dónde o con quién hablar sobre sus problemas. “La verdad me parece muy bueno el servicio que brindan porque viste que no tenemos un espacio como para poder hablar de estos temas”, dijo otro hombre de 45 años.
“Sobre [la idea de] que los hombres no contactamos con las emociones hay una hipótesis que entretejemos”, mencionó Rodríguez: “Los hombres hablamos de las emociones en otros términos, sobre todo usando metáforas. Un hombre de 74 años que llama varias veces por semana al servicio nos decía: ‘Hablar con ustedes es como tener 12,8 de presión’”.
Los resultados preliminares arrojaron que, del 90% de las llamadas restantes, la mitad fueron de riesgo medio y la otra mitad de riesgo bajo.