Se recibió como licenciado en Psicología de la Universidad de la República (Udelar) en el año 2007 y en 2013 lo hizo como Magíster en Psicología Social en la misma casa de estudio. Actualmente, cursa un Doctorado en Salud Colectiva en la Universidad Nacional de Lanús (Argentina).
En 2005 ingresó a la Facultad de Psicología como docente y en la actualidad se desempeña en el Instituto de Psicología Social, en régimen de Dedicación Total.
Es coordinador de la línea de investigación “Salud colectiva y procesos sociales en ambiente y trabajo” y de los proyectos de investigación y desarrollo “Discursos y problemas de gobierno en torno a las vulnerabilidades a la salud relacionadas con la exposición a agroquímicos en una agrociudad del litoral uruguayo” y “Vulnerabilidades a la salud relacionadas con el uso de agroquímicos en trabajadores/as del Complejo Arrocero de la cuenca de la Laguna Merín. Desarrollo de estrategias para su monitoreo participativo”.
Dentro de sus producciones bibliográficas destacan los artículos arbitrados “Salud y trabajo forestal en el Uruguay. Una aproximación participativa y cualitativa a su fase primaria” y “Producción subjetiva sobre la exposición a agroquímicos. Revisión de la bibliografía científica” y el libro “Agroquímicos, salud laboral y ambiental. Diálogo de saberes y búsqueda de alternativas en una comunidad urbana del litoral del país”.
Línea de investigación / Grupo de investigación:
- Programa de Estudio en prácticas de gobierno, salud y derechos humanos
- Área de trabajo sobre contextos rurales y salud colectiva
Producción subjetiva y exposición comunitaria a agroquímicos. Memoria colectiva en procesos de salud comunitaria
Instituto de Psicología Social
Dirección: Tristán Narvaja 1674 (EDIFICIO CENTRAL)
Ubicación: NIVEL 2
Teléfono: (598) 2400 8555
Interno: 330
Investigación sobre el impacto de los agroquímicos en la salud de trabajadores arroceros concluye que no hay suficientes herramientas para determinar afectaciones y ofrecer soluciones
Los graves impactos de la exposición a agroquímicos en la salud de los trabajadores rurales son conocidos a nivel internacional, pero en nuestro país no hay estudios epidemiológicos y toxicológicos específicos para el sector arrocero. De forma contraria a la mayoría de los países latinoamericanos que cuentan con registros de aplicaciones y sistemas de notificación de enfermedades, la evidente carencia en Uruguay de este tipo de instrumentos significa un obstáculo para los estudios sobre las afectaciones a la salud en el ámbito laboral rural.
El grupo “Salud colectiva y territorios rurales”, compuesto por docentes y estudiantes de las facultades de Medicina, Psicología y Ciencias de la Universidad de la República, trabaja el tema hace 14 años y en 2022 inició el proyecto “Vulnerabilidades a la salud relacionadas con el uso de agroquímicos en trabajadores y trabajadoras del Complejo Arrocero de la cuenca de la Laguna Merín”. El cometido es investigar los efectos de los agroquímicos en la salud de las comunidades arroceras de Rocha, Treinta y Tres y Cerro Largo para generar estrategias de monitoreo participativo.
El 12 de junio se realizó la exposición de resultados de la investigación en la Sala Maggiolo de la Udelar, que contó con la participación de representantes de la Asociación de Cultivadores de Arroz, del Departamento de Toxicología del Hospital de Clínicas, de la Secretaría de la Salud Laboral y Medio Ambiente del PIT-CNT, del rector de la Udelar Rodrigo Arim, así como también de productores y trabajadores del arroz. Durante la jornada, Nicolás Rodríguez, docente de la Facultad de Psicología y parte del equipo de investigación, manifestó las dificultades que existen al abordar este tipo de temas dado que el territorio de producción arrocero está regido por vínculos de poder y dinámicas de producción complejas, fruto de la diversidad de actores que interactúan impulsados por distintos objetivos, percepciones y responsabilidades “que van moldeando relaciones sociales, económicas, políticas”.
El informe preliminar del proyecto describe un enfoque que integra saberes científicos, populares y técnicos, reconociendo que los procesos de vulnerabilidad son complejos y que están conformados por “una diversidad de interferencias”. La estrategia incluyó “instancias de devolución sistemática y de restitución de resultados” para fomentar el diálogo entre el equipo universitario, la contraparte sindical y demás actores pertinentes.
“La salud no es solamente biológica, psicológica o social”, explica Jimena Heinzen, encargada del área de salud del proyecto y referente del Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Facultad de Medicina, sino que tiene que ver con todas esas cosas al mismo tiempo. La categoría “vulnerabilidades” permite, en cambio, “incorporar las distintas dimensiones que están en juego en los procesos de salud/enfermedad”.
Por otro lado, Rodríguez sostiene que, aunque abunda la investigación estrictamente relacionada a lo productivo, hay muy poco en clave de salud pública. Y en este sentido, se pregunta: “¿Quién riega las flores y qué flores se riegan?”. Es precisamente esa interrogante la que se encuentran trabajando porque “si bien existe legislación bastante avanzada en nuestro país y habría posibilidades para pensar estrategias, hay algunas cosas que no están tan claras”. Menciona, como ejemplo, que se conoce el registro de las sustancias que se usan e importan, pero no se sabe en qué cantidad se aplican. Además, manifiesta que el registro y la asistencia continúan funcionando de una forma precaria.
El estudio determinó que existen diversas construcciones territoriales riesgosas que exponen a los trabajadores a peligros, una problemática que es minimizada por el sector empresarial, que tiende a relativizarlos. Se identificó que la percepción y el tratamiento pueden variar significativamente según la zona, y que las políticas públicas aportan respuestas parciales y desarticuladas. En este sentido, el equipo de investigación manifiesta la importancia de trabajar en la capacitación, la difusión de información y la elaboración de protocolos de atención.
El estudio fue financiado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Udelar, en el marco de la convocatoria 2021 del Programa Vinculación Universidad – Sociedad y Producción, modalidad II, y contó con la colaboración del Sindicato Único de Trabajadores/as del Arroz y Afines, con el que mantienen vínculo desde 2009. Además de las observaciones y el trabajo en conjunto con los distintos actores del sector arrocero, se tuvo acceso a la base de datos del Banco de Seguros del Estado, el Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y el Ministerio de Ambiente.
Los especialistas a cargo sostienen en el informe preliminar que este tipo de investigaciones, que cuentan con la participación directa de los afectados, significa una “oportunidad genuina” de seguir avanzando en el trabajo sobre salud que se viene desarrollando desde hace más de una década. A su vez, resulta una forma de sensibilizar sobre la labor de los arroceros y de visibilizar las condiciones de trabajo a las se encuentran expuestos.En relación al proyecto, coinciden en que aún no está cerrado porque lograron “responder algunas, pero no todas las preocupaciones”, por lo que es un trabajo con propuestas en construcción.