En el marco del 46º aniversario del asesinato de Líber Arce, el Centro de Estudiantes Universitarios de la Facultad de Psicología (CEUP) y la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUU) conmemorará el Día de los Mártires Estudiantiles.
Cronograma de actividades:
Más que un eslogan de futuro
Una vez más nos preparamos para otro 14 de agosto, el Día de los Mártires Estudiantiles nos obliga, año a año, a tener presentes a nuestros compañeros y compañeras asesinados por el Terrorismo de Estado. Hace 41 años era baleado Liber Arce, estudiante de odontología, mientras se movilizaba junto a sus compañeros y compañeras, buscando un boleto estudiantil gratuito y mayor presupuesto para la Universidad; luego seguirían Hugo de los Santos, Susana Pintos, Santiago Rodríguez Muela, Heber Nieto, Julio Spósito, entre otros y otras. Todos ellos fueron parte de una generación que desde el movimiento estudiantil resistió al gobierno represivo de Pacheco Areco, quien gobernó casi por completo bajo medidas prontas de seguridad. Fueron también estudiantes comprometidos en contra de la eliminación de los consejos de salario y en defensa de la libertad y la democracia. Y fue también ese movimiento estudiantil, el que acompañó con miles y miles a la CNT en la resistencia de 15 días que la heroica e histórica Huelga General supuso al Golpe en 1973, convirtiéndose en una gran trinchera de lucha que erosionaba decididamente la instalación del fascismo.
Pero hablar de memoria no es cristalizar un recuerdo en el hoy, no basta con enmarcar en bronce una fotografía. La memoria de nuestros compañeros y compañeras ni siquiera puede permitirnos el lujo de paralizarnos en el dolor. Como lo afirmaba Fucik en su reportaje al pie del patíbulo: (…) “hemos vivido para la alegría; por la alegría hemos ido al combate y por ella morimos. Que la tristeza jamás vaya unida a nuestro nombre”. Pero además, como jóvenes y estudiantes universitarios en particular no podemos eludir la enorme herencia que nos toca; al igual que Liber, Susana, Walter, Íbero, Joaquín, Nibia y tantos más que tuvieron algo en común: ser jóvenes que se asumieron como artífices del momento histórico que les tocó vivir.
Precisamente, este año se sintetiza en buena medida la disputa que tenemos con el Uruguay conservador. En octubre debemos hacer frente a su proyecto de país de minorías, que busca mediante la propuesta de la baja de la edad de imputabilidad mostrar las salidas represivas como la única alternativa a las problemáticas sociales que ellos mismos desataron. Los jóvenes queremos apostar a generar oportunidades. Estamos convencidos que ese es el camino a transitar. Como estudiantes universitarios organizados asumimos la responsabilidad de contribuir a hacia ese tránsito; decimos No a la Baja.
Pero somos conscientes de que no basta con declarar qué proyecto de país queremos, un país de oportunidades requiere de nuestra presencia, de nuestro compromiso. Por un lado, debatiendo, generando propuestas que den perspectiva a esa otra realidad de posibilidades, siendo motor de lo alternativo. Por otro lado tenemos que estar, poner el cuerpo, participando en cualquier lugar donde la solidaridad se ejercite, dando una mano en una brigada solidaria, impulsando espacios para el desarrollo de iniciativas como el Plan de Egreso que den oportunidades a jóvenes en conflicto con la Ley Penal, conversando con vecinos en una barriada, o demostrando que somos miles los que estamos dispuestos a movilizarnos para defender a los jóvenes, fundamentalmente a aquellos más postergados.
Es por eso que este 14 de agosto la memoria nos sirve también de reflejo, la lucha de nuestros compañeros en los 60’s y 70’s nos impulsa hacia los desafíos del hoy. Marchamos juntos bajo la consigna “Que la cárcel no sea su escuela, ningún estudiante votando la baja” y llamamos a todos los colectivos, actores y personas que se sientan convocados detrás de la misma a ser parte de una movilización colorida, diversa, alegre y comprometida con ese Uruguay de las oportunidades, en donde los jóvenes no seamos sólo un eslogan de futuro, sino que tengamos también un presente digno y un mañana de posibilidades.
Por Bruno López Altier
Ex secretario de cultura de la FEUU
Estudiante de Trabajo Social