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8M Udelar: «Los cuidados sostienen la vida»

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En el marco de una nueva conmemoración del 8M, Día Internacional de la Mujer, la Universidad de la República (Udelar), bajo la consigna «Los cuidados sostienen la vida», este 8 de marzo propone reflexionar sobre “los cuidados”, desde una perspectiva feminista, analizando las conexiones entre el trabajo productivo y reproductivo.

El Portal de la Udelar dialogó con la docente de Facultad de Psicología, Noelia Correa, acerca de las barreras que aún persisten en la Universidad, para el desarrollo igualitario de las mujeres en todos los ámbitos de su vida.

Noelia Correa García es Profesora Adjunta en el Instituto de Psicología Social de la Facultad de Psicología (Udelar) en régimen de Dedicación Total. Es investigadora del Sistema Nacional de Investigación (SNI) y se doctoró en Estudios Latinoamericanos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Realizó un Diploma en Estudios Feministas desde América Latina de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y es Magíster en Psicología Social y Licenciada en Psicología por la Facultad de Psicología de la Udelar.

Existen décadas de aportes acerca del tema cuidados, muchos de los cuales tienen que ver con el trabajo de investigadoras feministas, que han identificado y han señalado la incidencia de la doble y la triple jornada, en las personas sobre las que recaen las tareas de cuidados, mayormente mujeres. En ese sentido uno de los ejes de investigación de Correa se vincula con problematizar los cambios en la conceptualización, por ejemplo, de la noción de trabajo. Su investigación se nutre con los aportes realizados por las ciencias sociales, la psicología del trabajo y la teoría feminista, «porque es imposible desde nuestra perspectiva pensar el trabajo productivo por separado del trabajo reproductivo, ya que sin contar con las condiciones adecuadas de reproducción de la vida, es muy difícil realizar el trabajo productivo. «El trabajo reproductivo, tal cómo está diagramado en la actualidad, recae muchísimo más en los roles de género establecidos para las mujeres», enfatizó.

Desigualdad de género en la Udelar

Correa recordó que aproximadamente el 65% de todos los cargos docentes de la Udelar corresponden a los grados 1, 2, son «cargos precarizados» y existe mayor presencia mujeres. Señaló que si se realiza un análisis desde una perspectiva de género de la carrera docente en la Udelar, se evidencia un corte a nivel de los cargos grado 3, a partir de ese nivel los docentes varones aumentan y las mujeres disminuyen porcentualmente su presencia. Es decir, las mujeres, que son mayoría en la Udelar, se ubican mayormente en los grados 1 y 2, mientras que los grados 4 y 5 son ocupados porcentualmente más por varones. A este fenómeno se lo ha llamado «efecto tijera», que describe la disminución progresiva de la presencia femenina a medida que se avanza en la carrera académica o profesional, especialmente en campos científicos y tecnológicos. Si imaginamos una gráfica en relación a este tema en la Udelar, las líneas que representan a varones y mujeres forman una “tijera” debido a la divergencia en sus trayectorias, porcentualmente las mujeres son más numerosas hasta el grado 3 de la carrera docente, grado en el que empiezan a descender en número y lo inverso pasa con los varones.

Señaló que uno de los factores que incide en la desigualdad de las trayectorias (entre otros factores) es la aún falta de políticas y acciones adecuadas que acompasen la maternidad y todas las necesidades y demandas que se vinculan con ella. «En la mayoría de los casos se genera como cierta barrera de rezago en la carrera de las mujeres que deciden ser madres, producto de los ritmos y exigencias de producción del trabajo académico, que incide en las posibilidad de formación y niveles de ascenso», explicó. Entiende que esta incidencia negativa se debe a que no se han instrumentado todavía las políticas adecuadas a nivel institucional y social para pensar la reproducción de la vida como algo colectivo y que no recaiga mayormente en las mujeres. «Es necesario atender esta situación para que sea un elemento que marque menores desigualdades entre varones y mujeres, sin lugar a dudas, hay que seguir profundizando los cambios en esa línea atendiendo con políticas, dirigidas tanto a mujeres como a varones», opinó.

Añadió que otros factores que producen las desigualdades de género se enmarcan en la presencia en la sociedad de estructuras añejas que atraviesan y condicionan cómo funcionan los espacios de producción de conocimiento, en este caso, las universidades y la Udelar no queda por fuera de estas lógicas.

Una producción de conocimiento androcéntrica

Para Correa la pregunta que surge de este análisis es ¿por qué se da esta situación? Entiende que está vinculada con varios factores, entre ellos un hecho que ha sido denunciado desde hace años por investigadoras feministas, que la producción de conocimiento desde su inicio parte de una mirada o perspectiva androcéntrica, es decir, desde la perspectiva del hombre y, además, no de cualquier hombre, sino que desde el punto de vista del hombre blanco, clase privilegiada y heterosexual, colocándose como “autoridad epistémica”. Por ejemplo, cuando las mujeres empiezan a ingresar a las universidades, estas instituciones tenían determinadas dinámicas estructurales, que estaban en función de los varones que eran quiénes las habitaban.

«El androcentrismo está presente en los espacios de producción de conocimiento y retroalimenta estas estructuras. Lo podemos ver en la carrera docente pero también en otros factores importantes, por ejemplo en la bibliografía de los cursos, ¿a quiénes leemos? ¿con quiénes nos formamos? ¿Quiénes son nuestros referentes en la formación?», sostuvo.

Señaló que la crítica al androcentrismo en la ciencia que se lleva adelante desde hace mucho tiempo, permite profundizar en algunos temas que habían quedado invisibilizados, alertar, por ejemplo, en que no son los mismos resultados que puede dar un medicamento en una mujer o un varón. También todas las experiencias y aportes teóricos de las disidencias han problematizado la sexualidad y quebrado el paradigma binario en relación al género.

La Universidad forma parte de un marco social patriarcal que la condiciona. «Han habido cambios a nivel social y también en la Udelar, pero faltan muchos más por realizar aún», afirmó. «Es necesario profundizar en esos cambios y no pensarlos solo para las mujeres sino a nivel general, para poder generar, por ejemplo, otro tipo de acciones que acompasen mucho mejor lo que es el trabajo productivo y el trabajo reproductivo», añadió.

Los efectos «Matilda» y «Mateo»

Correa recordó el trabajo de investigadoras que dan cuenta de efectos, vigentes en la actualidad, que demuestran la desigualdad de género que sufren las mujeres científicas. El efecto «Matilda», se refiere a la invisibilización del trabajo y de los aportes de las mujeres a nivel de la producción de conocimiento. El término efecto Matilda fue acuñado en 1993 por la historiadora de la ciencia Margaret Rossiter, en honor a la la científica, sufragista y abolicionista, Matilda Joslyn Gage.

En los años 60 y 70 las investigadoras comenzaron a plantearse la pregunta «¿qué pasa que las mujeres han sido excluidas de estos espacios?» y descubrieron que aunque efectivamente habían sido excluidas inicialmente, igualmente existieron muchas mujeres que generaron aportes para la producción de conocimiento, pero que después fueron invisibilizadas o negadas. Una de las primeras acciones a partir de ese momento fue realizar un trabajo genealógico para buscarlas e identificarlas que continua hasta la actualidad.

El «efecto Mateo», aplicado al campo de producción de conocimiento, refiere a la tendencia que se produce cuando en colaboraciones de producción de conocimiento, el reconocimiento y mérito es atribuido al científico de mayor prestigio o cargo más alto. En el marco de la meritocracia capitalista este efecto se vuelve más problemático y desigual. Asimismo, volviendo al caso de la Udelar, al ser los varones quienes ocupan porcentualmente los cargos más altos y las mujeres las que mayormente están distribuidas en los cargos más bajos, este efecto tiene mayores probabilidades de recaer más en estas últimas.

Un hecho irónico es que el «efecto Mateo» es producto de un «efecto Mateo». Aunque el descubrimiento del fenómeno y la difusión del término, fue publicado por el científico Robert Merton en la revista Sciense, el trabajo inicial de investigación que dio como resultado este descubrimiento fue realizado por la socióloga norteamericana Harriet Zuckerman, quien realizaba investigación para su tesis doctoral sobre la élite científica en la década de 1960, y era parte del equipo de investigación que Merton encabezaba.

Analizar la desigualdad de género desde una perspectiva interseccional

Señaló que para analizar esta problemática es imprescindible incorporar la mirada de la interseccionalidad, es decir, desde la imbricación de opresiones, «es necesario observar las desigualdades que nos atraviesan en función de género, clase, racialidad entre otros factores», subrayó.

Cuando hablamos de desigualdades de género desde una perspectiva interseccional, los aportes del feminismo negro, por ejemplo, son fundamentales. No podemos ver sólo la desigualdad de género o solo la desigualdad de clase o solo la desigualdad racial, necesitamos analizar los problemas de forma integral para poder aportar en respuestas también integrales. Resaltó también los aportes de la teoría queer y de las disidencias, ya que han permitido producir otro tipo de conceptualizaciones, adoptar nuevas perspectivas metodológicas y realizar otros análisis.

A modo de conclusión

Correa destacó que gracias a décadas de trabajo y a un gran impulso de investigadoras y del movimiento feminista, se han generado acciones, pero entiende que todavía «falta muchísimo». Señaló, además, que este trabajo que aún nos queda por hacer, se da en un contexto social internacional muy difícil, donde «la violencia y los discursos de odio están presentes, avanzan y parece que tienen incluso hasta cierta escucha y cierta unidad para reproducirse, lo que genera una configuración muy peligrosa. Este es un contexto que no podemos obviar en relación a dónde nos situamos, pero al contrario de paralizarnos nos tiene que impulsar a continuar aportando para transformar», indicó.

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Equidad y género
Publicado el Viernes 7 Marzo, 2025

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