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Ciclo de charlas: Keep her calm. La gestión psicofarmacológica de la feminidad (1950-1960)

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El Grupo I+D “Saberes psicológicos y psicofármacos” del Programa de Clínica psicoanalítica y fronteras disciplinares -perteneciente Instituto de Psicología Clínica- organizó la charla “Keep her calm. La gestión psicofarmacológica de la feminidad (1950-1960)”, que se realizó el 9 de noviembre del presente año.

Esta actividad formó parte del ciclo de charlas 2022: fármacos, experiencias subjetivas y saberes psicológicos y se llevó a cabo mediante el uso de la plataforma virtual Zoom y con transmisión del canal institucional de la Facultad de Psicología en YouTube.

La presentación estuvo a cargo de la profesora titular del departamento de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Federal de Santa Catarina, Sandra Caponi. Su exposición se enfocó en disertar acerca de descubrimiento de la clorpromazina, el primer neuroléptico aunado a un análisis al material gráfico con el que se publicitaba esa y otras drogas similares en las décadas de 1950 y 1960.

En su exposición, Caponi habló de la epistemología feminista y repasó diversos trabajos de autoras que abordaron el tema del uso de fármacos en mujeres en una sociedad psiquiátrica, androcéntrica y machista. Al respecto, repasó el análisis histórico del diagnóstico de la llamada “locura de las feministas”.

 

Crítica a “la inferioridad mental de la mujer”

La ponente repasó el trabajo de diversos autores que elaboraron documentos y estudios que vinculan a la mujer, y en especial a los fenómenos biológicos que sufre la misma (sexualidad, menstruación, menopausia, embarazo, etc), con la locura.

En esta línea, profundizó en las teorías del autor alemán Paul Julios Moebius, quien habló sobre la “inferioridad mental de la mujer” con base a la craneometría o anatomía cerebral comparada, donde sostenía que por el menor tamaño craneal de la mujer con respecto al del hombre se demostraba una capacidad intelectual menor de estas.

El otro pilar sobre el que se asentó esta teoría de Moebius fue el concepto de “degeneración”, representado por el “desvío mórbido del tipo normal de humanidad, que se transmite hereditariamente”. En contraposición, Caponi repasó las críticas epistemológicas realizadas por la autora Franca Basaglia sobre las afirmaciones del psicólogo alemán.

La docente también trabajó los postulados del autor Krafft Ebing, quien junto con Moebius aseguró que las mujeres feministas sufren de un “hermafroditismo psíquico”, cosa que ocurre “cuando se pretende introducir el cerebro de un hombre en el cráneo inferior de una mujer”. Asimismo, ambos afirmaron que el verdadero enemigo de la mujer era la feminista y que un hombre no debía casarse con una mujer de este tipo porque a sus hijos “les faltaría robustez y leche materna”. A su vez, aseguraron que una “excesiva” actividad mental “hace de la mujer una criatura no solo rara, sino también enferma. Las exaltadas locas paren mal y son pésimas madres”

 

El psicofárnacos y géneros

Luego, la ponente trajo a colación el trabajo científico de Sandra Bartky, quien sostenía que así como las disciplinas dirigidas a trabajadores y soldados producían subjetividad productiva, lo mismo ocurría con las estrategias de poder que normalizan el cuerpo de las mujeres. En este sentido, la docente profundizó en los tipos de prácticas ejercidas sobre dichos cuerpos y luego se refirió a los postulados de Johanna Oskala, quien sostuvo que si bien hoy cambió la perspectiva del cuerpo de la mujer, esta sigue respondiendo a estrategias de poder.

Así, Caponi se introdujo en la segunda parte de la actividad, que se basó en la disertación sobre el descubrimiento de la Clorpromazina, la primer droga psiquiátrica que dio inicio a la psicogarmacología. En este punto habló sobre lo que entonces era entendido y qué se entiende ahora como la eficacia terapéutica de la droga, que tiene “profundos efectos disciplinarios al inducir a la calma, docilidad y aceptación de la confinación. Mantiene a los pacientes despiertos y pocos activos”.

La ponente explicó que en un principio se trataba de un medicamento para tratar los vómitos y luego la compró un laboratorio estadounidense para tratar la esquizofrenia. Posteriormente, la docente proyectó agresivas publicidades sobre la droga dirigida principalmente a las mujeres, pero no asociado con la esquizofrenia, sino con otros “padecimientos”, como el estrés emocional, la menopausia, entre otras, que les impedían realizar “sus labores”, como cocinar limpiar y criar a sus hijos.

Para complementar, Caponi reflexionó sobre cómo la publicidad destacaba las bondades de estos fármacos para ser utilizados como una tecnología operativa para disciplinar y docilizar comportamientos femeninos, así como para “administrar esos cuerpos a los que se les atribuye un estatuto doblemente inferior, por ser mujeres y por ser consideradas locas”.

Tras culminar la presentación se dio lugar a un espacio de intercambios, preguntas y respuestas.

 

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Publicado el Miércoles 14 Diciembre, 2022

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