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Clínica Móvil: intervenir en la urgencia, sostener en la crisis

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La jornada “Clínica Móvil e Intervenciones en Crisis” abrió un espacio para pensar cómo se despliegan los dispositivos clínicos cuando el escenario deja de ser el consultorio y pasa a la urgencia. La actividad fue presentada por el profesor Luis Gonçalvez Boggio y organizada por el Seminario Psicoterapia Corporal Bioenergética del programa Psicoterapias. Teorías y técnicas del Instituto de Psicología Clínica.

La jornada se llevó a cabo en el salón 13 de la Facultad con el apoyo de la plataforma Zoom, se transmitió en vivo por YouTube y se desarrolló en torno a la ponencia de los psicólogos y exprofesores de la Facultad, Joaquín Rodríguez Nebot y Denise Defey.

La clínica que se desplaza

Joaquín Rodríguez Nebot habló acerca del nacimiento de la Clínica Móvil, que surgió como una respuesta a la necesidad de acercar la psicología a contextos donde el acceso a dispositivos tradicionales era prácticamente imposible. Explicó que el proyecto buscó llegar a territorios atravesados por la vulnerabilidad, donde la urgencia no daba tiempo a esperar una cita o un espacio institucional. “No podíamos quedarnos esperando que la gente viniera a nosotros; había que ir donde estaban los problemas”, afirmó.

Rodríguez destacó que trabajar en crisis exigía repensar el rol del psicólogo y flexibilizar los marcos clásicos de intervención. Subrayó que la clínica debía ser capaz de sostener lo imprevisible y, a la vez, no perder su rigor ético. “La urgencia no puede anular la escucha, aunque exija rapidez”, dijo. Desde su perspectiva, lo central no pasaba por aplicar técnicas estandarizadas, sino por construir lazos de confianza que permitieran intervenir sin violentar los tiempos subjetivos de las personas.

El ponente relató experiencias concretas en las que la Clínica Móvil se encontró con situaciones límite: intentos de suicidio, episodios de violencia intrafamiliar y duelos abruptos. En esos escenarios, subrayó, la tarea clínica consistía en sostener lo inmediato sin clausurar el proceso a futuro. “No se trata de resolver en un encuentro lo que duele, sino de abrir la posibilidad de seguir hablando después de la crisis”, reflexionó.

Para Rodríguez, la Clínica Móvil enseñó que la intervención en crisis debía pensarse como un puente entre la urgencia y el cuidado sostenido. “La crisis no es solo quiebre, también es oportunidad de recomenzar”, afirmó, invitando a seguir pensando estos dispositivos como instancias móviles, flexibles y profundamente humanas.

La dimensión emocional de la urgencia

Por su parte, Denise Defey retomó la importancia de atender la crisis no solo como un momento disruptivo, sino también como un escenario que condensaba emociones intensas. Aclaró que en esos contextos la angustia podía paralizar, pero también abrir un camino hacia transformaciones inesperadas. “Las crisis son momentos en los que el sufrimiento se hace visible, pero también donde emerge la posibilidad de cambio”, sostuvo.

Defey señaló que la intervención debía reconocer tanto el dolor como la capacidad de agencia de quienes atravesaban esas situaciones. Explicó que un error frecuente era reducir a las personas a su condición de vulnerabilidad, sin ver sus recursos. Para ella, el desafío pasaba por “ayudar a que el sujeto se encuentre con su propia fuerza, incluso en medio del derrumbe”.

La psicóloga también advirtió sobre el riesgo de romantizar la crisis o de reducirla a un mero episodio clínico. Insistió en que los equipos debían sostener un equilibrio entre empatía y límite, evitando que la urgencia arrastrara al profesional hacia la desorganización. En ese sentido, subrayó que la formación en crisis debía contemplar tanto la técnica como la dimensión emocional del trabajo clínico.

Finalmente, Defey remarcó que el abordaje de las crisis implicaba también una reflexión política sobre la función de la psicología. “No trabajamos en abstracto, trabajamos en un país, en barrios concretos, con historias de desigualdad”, afirmó. Para ella, la Clínica Móvil mostraba cómo la disciplina podía reinventarse en escenarios donde la vulnerabilidad social demandaba creatividad, compromiso y sensibilidad.

La jornada concluyó con un espacio de intercambio entre estudiantes, docentes y los ponentes. El diálogo permitió profundizar en los desafíos éticos, técnicos y emocionales de la intervención en crisis, y abrió nuevas preguntas sobre el lugar de la psicología en escenarios de alta vulnerabilidad.

 

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Publicado el Viernes 12 Septiembre, 2025

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