El miércoles 12 de junio la Universidad de la República (Udelar) entregó el título de Doctor Honoris Causa al neurobiólogo Giacomo Rizzolatti, descubridor de las "neuronas espejo"; uno de los hallazgos más importantes en neurociencia de los últimos 50 años.
La ceremonia se realizó en el Paraninfo de la Udelar y contó con la participación del rector de la Universidad, Prof. Rodrigo Arim, la decana de la Facultad de Psicología, Dra. María José Bagnato; y el Dr. Leonel Gómez del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDEClBA).
Rizzolatti recibió del rector de la Udelar el diploma acreditando el Doctorado y una serie de grabados del Prof. Javier Alonso, docente del Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes.
Luego de la ceremonia, Rizzolatti dictó la conferencia “El mecanismo espejo: las bases neuronales de la empatía”.
Giacomo Rizzolatti es autor principal de un descubrimiento cuya extraordinaria importancia pocos discuten. Tal vez uno de los descubrimientos más importantes en neurociencias de los últimos 50 años. La significación última de tal descubrimiento, respecto a cómo la existencia del sistema de neuronas espejo explican, o contribuyen a explicar, los procesos cognitivos a los cuales se las ha vinculado, todavía está en fase de dilucidación y es producto de muy activa investigación en numerosos laboratorios de primer nivel en distintas partes del mundo. Así lo acreditan los casi 35.000 artículos que las mencionan según una búsqueda en Google académico. También es sujeto de activas y fermentales discusiones teóricas, así como de modelizaciones que dan pistas de cómo podría articularse este mecanismo neuronal (o mecanismos) con aquellos procesos.
Rizzolatti nació en Kiev, Ucrania, en 1937. Es médico y cirujano por la Universidad de Padua (Italia), donde completó su especialización en Neurología. Después de su trabajo posdoctoral en el Instituto de Fisiología de la Universidad de Pisa (dirigido por Giuseppe Moruzzi), Rizzolatti se unió a la Universidad de Parma, Italia, como profesor Asistente y luego Titular en Fisiología Humana. En 2002 fue nombrado director del Departamento de Neurociencias de la Universidad de Parma. También dirige el Brain Center for Social and Motor Cognition, del Instituto Italiano de Tecnología. Investiga fundamentalmente en Italia, aunque ha realizado numerosas estancias de investigación en universidades de Estados Unidos (Universidad de Pensilvania, Filadelfia, y Universidad de California, Santa Bárbara). Entre sus afiliaciones, Rizzolatti ha sido presidente tanto de la European Brain and Behavior Society como de la Italian Society for Neuroscience, es miembro extranjero asociado de la Academia Europea, de la Academia de Ciencias de Francia, además de la Accademia Nazionale dei Lincei de Italia. Ha sido galardonado como miembro honorario extranjero en la American Academy of Arts and Sciences, y es miembro extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Además, es doctor Honoris Causa de la Universidad Claude Bernard de Lyon, Francia, de la Universidad de San Petersburgo, Rusia, de la Universidad de Lovaina, Bélgica, de la Universidad de Sassari, Italia, y de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
Por sus logros ha recibido numerosos premios, entre ellos el Premio Golgi de Fisiología, el Premio George Miller, el Premio Feltrinelli de Medicina, el Premio en Neuropsicología Jean Louis Signoret de la Fundación IPSEN, el Premio Herlitzka de Fisiología, el Premio Grawemeyer de Psicología, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, el Brain Prize de la Fundación Lundbeck, que es el premio internacional más importante del campo de las neurociencias.
En 1996, junto con un equipo de investigadores integrado por Giuseppe Di Pellegrino, Luciano Fadiga, Leonardo Fogassi y Vittorio Gallese, publicó un trabajo en la revista Brain titulado «Action recognition in the premotor cortex» en el cual se reporta el descubrimiento de las neuronas espejo. Las neuronas espejo disparan su estímulo cuando un animal actúa y otro animal observa su acción. Estas neuronas permitirían al observador realizar la misma acción, reflejar, como en un espejo, el comportamiento del otro, como si el propio observador estuviera actuando, «entender la mente de los demás, no solo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando», expresa Rozzolatti.