“Psicoterapia y efectos tardíos de tortura y prisión política en Uruguay”
El 30 de Septiembre la Asist. María Celia Robaina defendió su tesis
: Psicoterapia y efectos tardíos de tortura y prisión política en Uruguay, ante un tribunal integrado por Prof. Dra. Ana María Araújo (Presidente del Tribunal), Prof. Adj. Mag. Eduardo Viera y Dr. Marcelo Viñar.
La tesis, bajo la dirección académica de la Prof. Elizabeth Lira, trata acerca de la Psicoterapia en experiencias traumáticas de presas/os políticos tras la dictadura militar.
Durante el tiempo de violencia política en Uruguay el método de disciplinamiento privilegiado por los represores para imponer sus ideas -inspiradas en la Doctrina de la Seguridad Nacional-, fue el ejercicio sistemático del terror, y sus principales instrumentos: la tortura y la prisión prolongada.
La investigación llevada adelante por María Celia Robaina fue de carácter cualitativo. Se realizó con un diseño exploratorio descriptivo, entrevistas en profundidad a informantes calificados, y un análisis de contenidos temáticos.
En su Tesis, describe las características del trabajo psicoterapéutico realizado por profesionales de la salud mental para abordar estas consultas, que aún persisten debido a los efectos causados por las torturas psicológicas y físicas vividas por ex prisioneras/os políticos. Indica que estas afectan no sólo a los sujetos, sino a sus familias y a la sociedad, de tal manera que exige consulta psicológica o psiquiátrica.
Robaina cuestiona a lo largo de su trabajo, cuáles son los efectos que se observan actualmente en la población consultante, qué particularidades tiene hoy el trabajo Psicoterapéutico con ex presas/os políticas/os, y qué orientaciones se sugieren para la formación de terapeutas que trabajen en esta labor.
Asimismo, la tesis efectúa orientaciones dirigidas a quienes se inicien en esta labor, y respecto a ello, concluye que existe una necesidad de formación especializada para poder abordar estos casos.
Como conclusiones, María Celia Robaina expone que, así como el torturador se propuso de-subjetivar y cosificar, el terapeuta tuvo la función de subjetivar y dignificar. Afirma que el terapeuta transmitió seguridad y dio señales de que no sucumbiría ante la narración del horror, y se valoró el compromiso del terapeuta con Derechos Humanos y afinidad ideológica por favorecer a la alianza terapéutica.
La autora también concluye que es más importante darle escucha a lo que la sociedad no ha dado, antes que el análisis de lo inconsciente más profundo.