"Habitares colectivos para la inclusión social. Vínculos y producción de subjetividad en centros residenciales de cuidados"
En su estudio de tesis sobre cómo es habitar en un Centro de Recuperación que constituye una política pública, producto de un acuerdo interinstitucional entre MIDES Y ASSE, la investigadora Verónica Blanco constató que las dinámicas cotidianas se ven determinadas por las dimensiones históricas -tanto de los residentes como de los trabajadores y de las propia política- y por la forma que adopta el dispositivo -que en este caso prima el modelo de las Instituciones Totales-. Sin embargo, las dinámicas producidas desde los vínculos cotidianos en los espacios colectivos son potentes acontecimientos que promueven procesos inclusivos. Para la autora es necesario reforzar la dimensión política de la inclusión desde los espacios colectivos y problematizar con todos los involucrados -residentes y trabajadores- las dinámicas asociadas a la exclusión.
El estudio fue realizado en un centro que surge de un convenio entre el Ministerio de Desarrollo Social y la Administración de los Servicios de Salud del Estado para brindar cuidados en salud a personas adultas que requieren un proceso de recuperación. Según la autora uno de los inconvenientes que presentan estas residenciales a la hora de potenciar la inclusión es que el dispositivo de funcionamiento toma el modelo de las Instituciones Totales (como ser el Hospital) como principal referencia. Esta forma de funcionamiento genera procesos de homogeneización que anula las singularidades y burocratiza la vida cotidiana. Los residentes viven el modelo asociándolo a la cárcel o -aludiendo a modelos televisivos- a la “Casa de Gran hermano”, dado el alto nivel de control y el encierro, con la expulsión como castigo.
Para Blanco, la experiencia del habitar colectivo en un momento de crisis, implica un impacto importante para las personas que re-significan algunos aspectos de su trayectoria vital a la vez que generan nuevas experiencias y formas de vincularse. La dimensión de lo colectivo se vivifica desde los procesos compartidos, tanto a nivel histórico como social, económico y político, y se potencia desde los espacios de encuentro en el Centro de Recuperación.
En la dimensión social-histórica encontró una fuerte presencia del modelo neo-liberal y de la llamada “sociedad del espectáculo”, desde modalidades vinculares individualistas, competitivas y amenazantes. Esto se observa también en las relaciones que se construyen cotidianamente en el Centro obturando la comunicación y la confianza en los otros. De igual forma, las trayectorias singulares asociadas a procesos colectivos, generalmente asociadas al ámbito laboral, sindical y en algunas ocasiones también al educativo, contienen sentidos que facilitan el habitar colectivo.
Como sujetos destinatarios de políticas públicas también se piensan en base a modelos neo liberales, lejos de pensarse como sujetos de derecho, el habitar en el centro se significa muchas veces desde la vergüenza y el estigma asociado a identidades deterioradas. Estos sentidos también se encuentran presentes en el personal del Centro en sus distintos niveles, operando como impensados.
En este sentido, Blanco refiere a que las propuestas colectivas en el Centro de Recuperación, así como la participación y comunicación entre residentes y trabajadores, son escasas y aluden puramente al entretenimiento como vía de integración. Considera que la participación en estos espacios de recreación es sumamente valiosa, teniendo presente las tendencias al aislamiento que caracteriza algunos espacios residenciales para adultos mayores y la constitución de espacios de abandono que caracterizan la exclusión de las personas con trastornos mentales. Finalmente, resalta que la dimensión política de la inclusión aparece debilitada desde el dispositivo, por lo que los procesos autonómicos emergen desde las singularidades y, en ocasiones, es aplacado por la propia dinámica de la Institución Total.
Las conclusiones apuntan a fortalecer la dimensión política de la inclusión, que favorezca los procesos autonómicos y creativos, valorando la necesidad de promover el conocimiento mutuo, la participación, la reflexión crítica sobre las formas de habitar en el Centro y la negociación de sentidos como acción política en el habitar colectivo.
La propuesta de espacios de capacitación, a modo de problematización, que habilite la desnaturalización de la exclusión de variados sectores de la población, se torna necesaria para abordar las situaciones de vulnerabilidad por la que transitan las personas que residen en el Centro.
Además, propone reflexionar sobre los modelos asistenciales - residenciales que operan en las políticas públicas, los que se tensionan por las lógicas de las Instituciones Totales, obturando procesos autonómicos y creativos. Lo novedoso del dispositivo se asocia a su capacidad de adaptación y a la atención a las singularidades de los residentes, posicionándolos como protagonistas de sus procesos de recuperación.
En esta línea, Blanco concluye que el habitar colectivo es posible fortaleciendo la dimensión de lo colectivo desde los procesos inclusivos de sus residentes en su dimensión histórica, en un dispositivo que habilite las singularidades y la autonomía, y en la problematización – capacitación de todos los involucrados (residentes y trabajadores) de las dinámicas asociadas a la exclusión en sus dimensiones simbólicas, económicas y políticas.
Blanco presentó el estudio que le dio título de Magister en Psicología Social, el 2 de julio ante el Tribunal integrado por Prof. Agda. Mag. Patricia de la Cuesta (Presidente del Tribunal), Prof. Adj. Mag. Nelson De León y Prof. Adj. Mag. Celmira Bentura (Facultad de Ciencias Sociales, Udelar).
La Dirección de Tesis y Académica estuvo a cargo de Prof. Agda. Mag. Alicia Rodríguez.