Docentes de diferentes Institutos participaron de la tertulia “Docencia universitaria en situación de emergencia” para poner en común las experiencias de enseñanza - aprendizaje generadas en el contexto de pandemia, colocando el foco en los desafíos y potencialidades detectadas a partir del cambio hacia la enseñanza mediada por la tecnología. Esta fue la primera actividad organizada por el grupo de trabajo "Docencia y Virtualidad en psicología" del Instituto de Psicología Educación y Desarrollo Humano; integrado por Esther Angeriz, Virginia Fachinetti, Silvia Píriz, Alejandra Akar y Nicolás Chiarino.
Tras compartir una serie de preguntas disparadoras, las docentes invitadas1 presentaron sus reflexiones, inquietudes y sentimientos, expresando la necesidad de promover espacios para pensar sobre esta nueva coyuntura.
Señalaron la importancia de tener en cuenta que las propuestas generadas son de “emergencia” y no una “nueva propuesta” de formación en psicología; surgieron a partir de una situación puntual que obligó a un cambio y que modifica el acuerdo pedagógico. En este sentido destacaron que no se trata de trasladar mecánicamente la presencialidad a la virtualidad, y la necesidad de contar con tiempo para planificar y reflexionar sobre las propuestas y lo que éstas producirán.
Destacaron lo que implica la mediación de la tecnología en las UCO con las instancias de prácticas. “Las clases grabadas y el zoom son un viaje de ida, si logramos instalar este modo puede ser beneficioso para docentes y estudiantes, sobre todo en los cursos masivos”, señaló Virginia Masse. Se interpelaron sobre la escasa participación de los estudiantes a la hora de intercambiar y la desvinculación en los primeros semestres de la carrera,y señalaron la importancia de favorecer el vínculo docente-estudiante-institución, atendiendo a la creación de nuevos códigos de comunicación . “No tenemos la posibilidad de mirarnos cara a cara, tampoco la certeza de que lo que decimos sea recibido como queremos. Tenemos que pensar cuáles son las condiciones de recepción del mensaje”, reflexionó Esther Angeriz.
En lo que respecta a las prácticas, se interrogaron sobre cómo mantener la privacidad e intimidad que implica el encuentro en la consulta psicológica, y el impacto que implicó reformular algunos componentes en los dispositivos didácticos.
Indicaron, además, la heterogeneidad de habilidades en el manejo de las nuevas tecnologías, sobre todo las dificultades que implica para aquellos docentes que hasta el momento no habían planteado sus clases con apoyo en espacios virtuales. El intercambió incluyó también la exposición que conlleva la realización de las clases desde sus casas “estamos más expuestos por dar las clases desde nuestras casas, visibiliza más nuestras propias vulnerabilidades. Pasamos situaciones diferentes, hay algunos que son población de riesgo, otros tienen problemas socioeconómicos, los que están más encerrados a los que tienen patio, nuestras realidades no son homogéneas”, destacó Graciela Loarche.
Entre otros tópicos se interrogaron sobre la democratización de la educación, por ejemplo, qué pasa con los estudiantes sordos o con baja audición, ya que las plataformas no tienen herramientas que incluyan a las personas con estas discapacidades, o estudiantes con bajo manejo de tecnología, o incluso aquellos que no tienen computadora o una buena conexión a internet.
Las reflexiones finales plantearon la necesidad de continuar compartiendo experiencias y sostener el vínculo educativo en todas sus dimensiones en contextos donde la posibilidad del encuentro es a la vez un desafío y una imperiosa necesidad.