El lunes 13 de marzo se llevó a cabo en el Aula Magna de la Facultad de Psicología la lectura y panel “El olvido también es patriarcal”, un evento organizado por el Comité de Equidad y Género de la Facultad y que tuvo transmisión por el canal institucional en YouTube.
La actividad se realizó en el marco del mes de la Mujer y el 50° aniversario del Golpe de Estado de 1973, y apuntó a sensibilizar y problematizar sobre la violencia de Estado y los crímenes de lesa humanidad donde las víctimas fueron mujeres. Para ello, durante este evento se trató de ubicar en el centro del debate cómo distintas estructuras de dominación desalojan a las mujeres de la historia, ejerciendo la violencia de la invisibilización, el olvido y la indiferencia.
La ponencia principal estuvo a cargo de la directora, actriz y dramaturga Angie Oña y contó con la participación de docentes y representantes del Comité de Equidad y Género de la Facultad.
La actividad inició con la lectura de un fragmento de la obra de teatro “Ser humana” por parte de la invitada. Esta representación trata sobre la vida de Sabina Spilrein, una psiquiatra psicoanalista rusa cuya historia es un ejemplo de producción de olvido de las mujeres dentro de la disciplina, donde muchos otros autores masculinos se apropiaron de su trabajo.
Posteriormente, intervino la directora del Instituto de Psicología Social, María Ana Folle, quien en sus palabras se refirió a los “miedos” que plantearon autoras como Spilrein, con los cuales se debe trabajar y abordar “en grupo” para poder superárseles.
“Si el olvido es patriarcal, podemos pensar que la memoria -especialmente la construcción de la misma- es feminista, sea lo que quiera decir eso”, sostuvo Folle, quien repasó algunos casos de los que “no hay que olvidarse” dentro de la lucha feminista.
Por su parte, la docente Adriana Rovira hizo un análisis político respecto al lugar que ocupan las mujeres en la historia, en la academia y en las redes de vinculación afectiva. “Nos han querido convencer de que siempre armamos estrategias competitivas en lugar de solidarias, pero si miramos nuestra historia siempre estamos acompañadas, contenidas, amadas, queridas, perdonadas y señaladas a veces desde el amor por mujeres”, sostuvo.
Para Rovira, el dragón al que se hace mención en la obra constituye una metáfora de la práctica de la desmemoria política, así como del sistema patriarcal “que traga a una parte del ser humana dentro de sus fauces, nos jala a un ejercicio político continuo, que es salir de dichas fauces y a la vez enunciarnos sin desgastarnos durante ese proceso”, afirmó.
La docente sostuvo que el “dragón” representa tres dimensiones de la sociedad patriarcal: el dolor que padece la mujer; la privacía que arroja a la mujer al espacio de la vida privada y a la desmemoria, donde dicha memoria solo la cuentan los hombres -apropiándose de los monumentos, cuerpos y discursos-; y la dimensión política, que refiere a tratar de hacer que quienes conviven con las mujeres reconozcan que la vida de estas vale la pena, que también forman parte de la sociedad y producen una memoria que es de todos.
Posteriormente, se dio un espacio de intercambio con las personas presentes en la sala, quienes dieron sus opiniones, reflexiones y resonancias en torno a la charla.