Entre el 10 y el 13 de setiembre la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar) sirvió como escenario para la realización de la 10ª Conferencia Internacional de Psicología Comunitaria y el Encuentro de Experiencias socio-comunitarias en Extensión Universitaria, un evento que convocó a docentes, estudiantes, profesionales y actores sociales de nuestro país y de distintas partes del mundo.
En total, participaron aproximadamente 850 personas: cerca de 460 nacionales, entre ellos más de 200 estudiantes, 150 docentes, casi 50 profesionales y 60 integrantes de organizaciones sociales, originarios de 16 departamentos del país, y casi 400 extranjeros (124 estudiantes, cerca de 225 entre docentes y profesionales, y 46 integrantes de organizaciones sociales) provenientes de 19 países, además de Uruguay: Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, Sudáfrica y Venezuela.
Durante los cuatro días que duró la Conferencia-Encuentro, se llevaron a cabo más de 150 actividades vinculadas a los siguientes ejes temáticos: 1) Acciones colectivas emergentes, formas de resistencia e invención; 2) Disputas por la vida. Territorio, ambiente y procesos colectivos; 3) Metodologías participativas para el fortalecimiento de los procesos colectivos; 4) Estado, formas de lo político y comunalización de lo público; 5) Vida cotidiana, salud comunitaria y dimensión colectiva de los cuidados; 6) Expresiones de las violencias: lo que insiste y lo que cambia; 7) La Psicología Comunitaria en la coyuntura actual, diálogos con los enfoques decoloniales y la epistemología feminista, y 8) Universidad y capitalismo cognitivo. Desafíos para la enseñanza, la extensión y la (co)producción de conocimientos.
Las docentes del Instituto de Psicología Social e integrantes del equipo organizador de la Conferencia-Encuentro, Alicia Rodríguez y Ana Carina Rodríguez, expresaron sus reflexiones acerca del evento. “En esta 10ª Conferencia Internacional de Psicología comunitaria -la primera en Uruguay- se incluyó el Encuentro de Experiencias Sociocomunitarias en Extensión Universitaria, lo que no es casual ya que en nuestro país la Psicología Comunitaria siempre ha estado muy ligada a la universidad y al desarrollo de la extensión en la misma”, dijo Ana Carina Rodríguez.
Alicia Rodríguez explicó que el tema central era “reinventar la vida común en el contexto sociopolítico actual”, en relación al cual se desarrollaron distintas temáticas, “todas vinculadas con la constatación de la crisis económica, social, ambiental y política que experimentamos en el mundo, donde la tendencia es a la destrucción de las tramas comunitarias y de la vida misma, cuya expresión extrema son las guerras”. “La preocupación es cómo, partiendo de la base de que vivimos en comunidad porque no tenemos otra forma de vivir si no es en relación con otras personas y con la naturaleza, se hace necesario reinventar la vida poniéndola en el centro de interés, para que se haga sostenible, priorizando valores tales como la cooperación, la solidaridad y el cuidado, alternativos a los del mercado que son los que sostienen las prácticas destructivas”, añadió Rodríguez.
En ese sentido, las docentes explicaron que, mediante la discusión en los distintos ejes temáticos, se pudo contemplar tanto el panorama local como el global. “Se apuntó a abordar la consigna de pensar la vida en común en distintos planos. De cualquier manera, se parte de la globalidad del mundo en el que vivimos, más allá de lo que ocurre localmente”, comentó Ana Carina Rodríguez.
Experiencias comprobadas
Las integrantes del equipo organizador resaltaron que durante el intercambio entre quienes participaron fue posible “constatar la existencia de infinidad de experiencias colectivas locales, regionales y en otras latitudes, que demostraron que es posible vivir de otra manera: experiencias de economía social y solidaria; de cooperativismo; de salud mental comunitaria; diversas acciones colectivas tanto en el medio rural como en el urbano; luchas por el ambiente; expresiones artísticas de lo común; colectivos feministas, organizaciones indígenas, entre otras. La pandemia nos dejó muchos aprendizajes en ese sentido, con una multiplicidad de formas de solidaridad y apoyo mutuo que la gente encontró para subsistir”, sostuvieron.
“Creemos que fue un evento muy positivo, muy rico, que superó las expectativas que teníamos, porque, si bien la metodología fue relativamente novedosa y costó un poco explicar de qué se trataba, tuvo una valoración muy positiva”, aseguró Ana Carina Rodríguez.
“Ahora trabajamos en la sistematización de los registros y de la producción. Sin embargo, hay que destacar que lo importante fue crear las condiciones para que hubiese encuentro, intercambio y trabajo colectivo, y pudimos observar en los participantes la necesidad de que eso sucediera, en especial porque esta fue la primera Conferencia totalmente presencial tras la pandemia”, agregó Alicia Rodríguez.
Reinventarse en la metodología
Las docentes hicieron énfasis en la implementación de metodologías nuevas en la realización de este evento. “Intentamos romper con lo que es la lógica tradicional de los grandes congresos internacionales, tratamos de favorecer el encuentro y el intercambio de experiencias mediante metodologías participativas que promoviera el diálogo, el intercambio, el pensar juntas/os en diversos formatos, en grupos de trabajo, a través de propuestas artístico-creativas, en talleres, bibliotecas humanas, entre otras”, indicó Alicia Rodríguez.
Al respecto, reconocieron que esta forma de trabajar “fue un desafío”, dado que llevó a “cuestionar las prácticas hegemónicas que la propia universidad tiene”. “En simultáneo, mientras nos interrogamos acerca de cómo reinventar la vida en común, también nos preguntamos cómo reinventar la forma de organización de un congreso de estas características, que jerarquizara los intercambios colectivos, la producción de lo común, la diversidad de lenguas, de lenguajes y de modos de expresión, y que priorizara lo público sobre lo privado. Nos dimos cuenta que es posible hacer una forma distinta desde adentro de la universidad, lo que nos hace parte de la reinvención de la vida en común”, comentaron.
“Quisiéramos destacar, dentro de la metodología, la implementación de las bibliotecas humanas, algo que resultó bastante innovador. Allí, personas con experiencias vitales muy ricas, y que, en la singularidad de sus trayectorias expresan la relevancia de los procesos que involucran a otros y la importancia de lo colectivo, intercambiaron con otras personas relatando dichas experiencias en un marco de cercanía y calidez”, relató Ana Carina Rodríguez. “Lo otro que también fue muy interesante fue la realización de recorridas, donde los/las participantes pudieron acudir a distintas experiencias desarrolladas en la ciudad, como la Radio Vilardevoz, el barrio Flor de Maroñas, el Programa Apex y el Municipio B. En fin, lugares y organizaciones con las que trabajamos”, añadió.
Agradecimiento mutuo
Las docentes también destacaron el trabajo de estudiantes, quienes integraron el equipo organizador de la Conferencia-Encuentro. “Así como pensábamos que no podíamos hacer una conferencia alejada de la extensión universitaria, era imposible realizarla sin la participación de los y las estudiantes, pero desde el involucramiento mismo, en procesos que fueran formativos: desde el diseño de la identidad gráfica hecha por estudiantes de la Licenciatura de Diseño y Comunicación Visual de FADU, la participación de estudiantes de Psicología en diversos grupos de trabajo de la organización y realizando un registro cartográfico, hasta estudiantes de Traductorado Público de la Facultad de Derecho y de interpretación de lengua de señas de la Facultad de Humanidades, todo lo cual implicó un trabajo interdisciplinario”, comentaron.
“Hay un agradecimiento de parte de nosotras las docentes por el trabajo de las y los estudiantes, el cual es recíproco por lo que significó integrar todo este movimiento. Quienes participaron manifestaron su alegría por habitar la Facultad de otra manera, no solo ir a clase, realizar un examen y ya. Lo vieron como un ser parte, protagonistas, tener otro vínculo”. “Fue una experiencia de producir común entre nosotras y nosotros”, concluyeron.