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La formación en psicología ante un nuevo paradigma en salud mental

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El pasado el 28 de octubre, la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar) organizó la mesa de diálogo “la formación en psicología ante un nuevo paradigma en salud mental”. Se trató de la segunda instancia desarrollada en el marco de la II Semana Institucional por la Salud Mental con perspectiva de derechos y se desarrolló en el Aula Magna "Juan Carlos Carrasco".

El evento, cuyo objetivo fue generar un intercambio sobre los desafíos de la formación en psicología ante un nuevo paradigma en salud mental, fue de entrada libre y contó con transmisión en vivo a través del canal institucional de la Facultad en YouTube.

Participaron de la actividad la directora de la Licenciatura en Psicología, Ana Luz Protesoni; la representante de la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay, Ana Monza; el docente y miembro del Programa de Practicantes y Residentes del Convenio ASSE-Facultad de Psicología, Luis Giménez así como las integrantes del Centro de Estudiantes Universitarixs (CEU) de Psicología, Yera Abreu y Camila Barceló.

Durante el encuentro los participantes (docentes, estudiantes y egresados) compartieron sus perspectivas sobre las necesidades de formación académica para transitar el cambio de modelo de atención de la salud mental de uno asilar a uno comunitario.

 

La salud mental en la currícula

Protesoni inició su presentación diferenciando la currícula del plan de estudios, donde la primera es mucho más amplia y constituye un proceso, un campo de acción donde existe un entramado de relaciones entre los propósitos formativos a alcanzar, las orientaciones de las selecciones y cómo se organizan los contenidos; a su vez, influye sobre ella todas las dinámicas y prácticas que hacen a la formación.

“Hay una parte de lo que conforma la currícula que es objetivable, que es explícita, pero hay un mundo que hace al currículo que está dado por todas las prácticas en aulas y corredores, ese es el currículo en acción. Yo, como directora de la Licenciatura, puedo tener noción de lo que está escrito, pero eso no es lo único que ocurre en la formación de un psicólogo, es una mínima parte”, afirmó Protesoni.

Tras plantear este panorama, la directora de la licenciatura afirmó que “para poder pensar cómo se trabaja el paradigma de salud mental en la currícula es necesario invitar a todos los actores del proceso, no solo a quienes leemos las guías, sino a los que se involucran en la gestión y el quehacer diario”.

Posteriormente, Protesoni revisó la malla curricular de la Facultad y reconoció que, si bien en las guías hay “muy poco” con respecto a salud mental, sí existe formación en el campo en otros espacios.

Por otro lado, la docente defendió a la malla por su característica de flexibilidad, donde existe una movilidad de los contenidos y permite el cambio de los mismos. A lo que sí se encuentra atada la malla, según definió, es al perfil de egreso del estudiante, que se trata de un perfil “amplio, generalista”.

Para finalizar, la directora de la licenciatura invitó a reflexionar sobre qué contenidos, herramientas teóricas y técnicas pueden implementarse para potenciar la formación de grado de tal manera que los licenciados puedan gestionar estrategias de salud mental comunitaria.

 

Mayor cercanía con el tema

Monza, por su parte, contó que desde su lugar conversó con otros colegas para pensar en la discusión de los cambios necesarios. En ese sentido, una de las primeras cosas que se señaló fue el uso de la palabra “nueva” para referirse a la ley de salud mental, puesto que ya tiene cinco años y es necesario que “se efectivice su implementación”.

Otro punto al que apuntó fue la identidad entre el paradigma y modelos de sistema asistencial que tiene lugar en el discurso común, cuando en realidad estas no son las mismas cosas.

Desde el CEU plantearon diversos puntos acerca de los cambios que, desde estudiantes, apuntan que deberían darse, así como inquietudes que surgen en dicho círculo. Por ejemplo, consideran que es necesario realizar un trabajo para que en el curso de la carrera haya un acercamiento mucho más temprano de los estudiantes al concepto de salud mental.

Barceló indicó que desde estudiantes reconocen que lo político atraviesa la estructura currícular y que hace falta que el cambio de paradigma reflejado en el plan de estudios no dependa del equipo docente puramente, sino que fuese algo “coordinado”.

“Entendemos que el incentivo de la construcción de ciudadanía universitaria y de producción de conocimiento donde prive la autonomía del estudiante es clave”, apuntó.

“Es un desafío que el estudiante ingrese a Facultad y sienta arraigo con la institución y contenido, porque es sumamente teórico en los primeros años y el modo de evaluación tampoco ayuda con el objetivo de construcción de conocimiento”, aseveró, y luego añadió que esto da lugar a “la necesidad de incentivar Espacios de Formación Integral, la difusión y formulación de proyectos de extensión”, entre otras cosas.

Asimismo, advirtió acerca de “la coexistencias de paradigmas”. “Hay prácticas, programas, discursos, modos que se resisten al cambio y producen estigma, confusión y desinformación”, ante eso, manifestaron su rechazo a “esos movimientos de desestimación del movimiento antimanicomial”.

 

El programa de practicantes

El último ponente en participar fue Luis Giménez, quien principalmente hizo referencia y explicó el funcionamiento del programa de practicantes, un convenio que implica al participación de 36 estudiantes por un año y 18 residentes (recién egresados) que durante tres años se desempeñan en diferentes servicios de salud.

Giménez explicó que el objetivo del programa es la formación de psicólogos que esté alineada al cambio de modelo, así como la producción de conocimiento en cuanto a la práctica en los servicios de salud.

El profesor destacó el carácter formativo que tiene esta experiencia, una formación integral, puesto que aporta tanto en lo profesional como en lo humano, “con desarrollo de capacidades y en la asunción de nuevos desafíos de alguien más”, aseveró.

“Por el lado docente valoramos el logro de los objetivos formativos y que se abran numerosas interrogantes para desafiarnos y destacamos el hecho de enfrentarnos a experiencias reales de prácticas”, valoró.

Por último, Giménez se refirió a las “tensiones” vistas a partir de la práctica, donde la primera tiene relación con las “controversias” que existen con respecto al cambio de modelo de atención a la salud mental, refiriéndose a las “resistencias, prioridades y diferencias” que existen en dicho cambio.

Otra tensión tiene relación con los “encuentros y desencuentros de lógicas diferentes” referidas a la lógica de los servicios, que responde a las demandas de atención de la población, en comparación con la lógica académica, que pone su énfasis en la calidad de las prácticas y en el sustento metodológico-conceptual de las mismas.

Una tercera tensión existe, de acuerdo con el docente, entre la formación recibida por practicantes y residentes y los requerimientos de la realidad. En la lista de tensiones sigue la que se puede observar entre la interdisciplinas y los equipos, puesto que la concreción de relaciones horizontales no es algo sencillo, y por último se encuentra lo referido a la intersectorialidad.

Finalmente, Giménez destacó las bondades del programa, al cual resaltó como un “observatorio” y reconoció que es mejorable para así sacar su mejor potencial.

A modo de cierre se inició un espacio de intercambio entre los ponentes y los asistentes al evento. Se puede visualizar la actividad completa a través del siguiente video.

 

 

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Publicado el Martes 15 Noviembre, 2022

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