El 11 de setiembre tuvo lugar la charla “¿Los animales trabajan? El trabajo y las organizaciones a la luz de los estudios multiespecie”, en el marco del ciclo de actividades por el 30º aniversario de la Psicología de las Organizaciones y el Trabajo en la Universidad de la República. Esta actividad se realizó de manera virtual a través de la plataforma Zoom y fue transmitida en vivo por el canal de YouTube de la Facultad de Psicología.
La charla se desarrolló en torno a las presentaciones del docente de la Facultad, Gonzalo Correa, junto con las del antropólogo e investigador Juan Martín Dabezies; la antropóloga María Fernanda de Torres; el doctor en psicología y profesor Rubén Gómez, y la psicóloga Fernanda Ramos.
Centrados en explorar la relación entre los humanos y los animales desde la perspectiva del trabajo, los y las participantes discutieron cómo las nociones tradicionales de trabajo, a menudo centradas en lo humano, pueden desestabilizarse cuando se consideran las contribuciones de los animales. La actividad buscaba ampliar la comprensión de las interacciones multiespecie y cuestionar las jerarquías tradicionales que separan a los humanos de los animales, particularmente en el ámbito laboral.
Correa planteó que el trabajo ha sido históricamente uno de los elementos que definen lo humano, distinguiéndolo de los animales y la naturaleza. Explicó que el trabajo no solo ha sido visto como una actividad exclusiva del humano, sino que también ha sido una fuente clave para la construcción de valor y distinción entre lo humano y lo animal. El docente señaló que esta distinción ha sido parte de una operación ideológica que refuerza el excepcionalismo humano, consolidando una jerarquía que coloca a los humanos en un lugar superior respecto a otras especies.
En su intervención, exploró cómo filósofos como Nietzsche, Foucault y Marx han entendido el trabajo en relación con la naturaleza y el cuerpo humano, y subrayó que el trabajo humano se aleja de la necesidad biológica, convirtiéndose en un proceso que transforma tanto a los humanos como a los animales. Correa también se refirió a la idea de "renderización", un concepto que describe la explotación máxima de los cuerpos animales en la producción capitalista, y destacó la importancia de reconsiderar la relación entre humanos y animales en el contexto del trabajo.
Dabezies compartió su trabajo relacionado con la caza deportiva, específicamente con la caza de jabalíes en Uruguay. Aunque no trabaja directamente con el concepto de trabajo animal, Dabezies presentó cómo los perros participan en la caza, comparando sus actividades con las dinámicas del trabajo humano. Enfatizó que los perros cazadores, como parte de la actividad de caza, desarrollan competencias sociales y territoriales que reflejan una forma de trabajo, colaborando con los humanos en estas tareas.
También habló sobre las tensiones éticas y normativas que rodean la caza, especialmente en relación con el uso de perros y las políticas de control poblacional de jabalíes. Señaló cómo estas dinámicas han llevado a que los cazadores se profesionalicen, abandonando el uso de perros en favor de nuevas tecnologías, lo cual cambia las formas en que cazadores y animales interactúan en el contexto de trabajo conjunto.
Fernanda de Torres introdujo la perspectiva de que el trabajo animal es una actividad social y relacional. Planteó que mientras los animales domésticos pueden ser considerados trabajadores debido a su interacción directa con los humanos, los animales salvajes no lo son. Con el ejemplo de los perros patu que trabajan con pastores en la transhumancia, describió cómo estos animales desarrollan competencias específicas a través de su trabajo y cómo esta interacción crea una "segunda naturaleza" en el sentido marxiano.
De Torres destacó la importancia de no esencializar las habilidades de los animales, y señaló que las competencias que muestran en el trabajo son aprendidas y moldeadas por sus interacciones con los humanos y su entorno. Además, subrayó que la domesticación de animales es en sí misma una forma de trabajo multiespecie que transforma tanto a los animales como a las personas involucradas.
El español Rubén Gómez ofreció una perspectiva histórica y genealógica sobre la relación entre los humanos y los simios en la construcción de la subjetividad moderna. Utilizó como punto de partida la obra La Isla Misteriosa de Julio Verne, en la que se describe cómo los simios podrían ser utilizados como sirvientes. Gómez exploró cómo, en los siglos XVIII y XIX, las similitudes y diferencias entre simios y humanos fueron discutidas en relación con la esclavitud y la explotación laboral.
Gómez destacó cómo autores como James Barnett y Edward Long argumentaban que los simios, al igual que los africanos esclavizados, eran vistos como seres subhumanos aptos para el trabajo forzado. Estas ideas, profundamente racistas, justificaban la esclavización de seres humanos al compararlos con animales, y al mismo tiempo abrían la posibilidad de usar simios en tareas laborales como un puente entre lo humano y lo animal.
Por otro lado, Fernanda Ramos, influenciada por las epistemologías feministas y los estudios multiespecie, propuso un enfoque poético sobre la pregunta de si los animales trabajan. Ramos evitó responder la pregunta de manera directa, sugiriendo en su lugar que el acto de preguntar provoca nuevas narrativas y formas de pensar. Con el uso de las ideas de Derrida y Haraway, cuestionó la dicotomía entre lo humano y lo animal y propuso que el trabajo es una actividad relacional que involucra tanto a humanos como a otras especies.
Ramos concluyó que las categorías tradicionales de trabajo y explotación deben ser reconsideradas desde una perspectiva multiespecie, y sugirió que los estudios sobre trabajo animal pueden abrir nuevas formas de entender las relaciones de poder y colaboración entre especies.