El miércoles 21 de mayo se realizó, en el Aula Magna de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar), la mesa redonda “Nuevos horizontes de la ciudadanía: derechos y prácticas sociales disruptivas a la racionalidad moderna”, donde se reflexionó sobre los límites del sujeto moderno y las alternativas posibles desde una perspectiva crítica y latinoamericana.
El evento, que se transmitió por YouTube y Zoom, tuvo como invitada principal a la filósofa brasileña Helena Esser dos Reis, docente de la Universidad Federal de Goiás e integrante de su programa de posgrado en Derechos Humanos. La actividad contó además con la participación de los docentes Cecilia Baroni, Juan Fernández, Javier Romano y Alejandro Raggio.
Crítica al sujeto moderno y sus consecuencias
La jornada se propuso tensionar las concepciones hegemónicas de sujeto, razón y ciudadanía en la modernidad, identificando sus raíces filosóficas, implicancias institucionales y consecuencias sociales. A través de diversas intervenciones, se abordaron temas como el individualismo moderno, las prácticas manicomiales, la medicalización de la vida, la exclusión epistémica de saberes otros y la necesidad de abrir espacio para subjetividades disidentes y formas alternativas de existencia y comunidad. La mesa operó como un espacio de diálogo interdisciplinario en el que se articularon perspectivas provenientes de la filosofía, la psicología social, la antropología crítica y la pedagogía.
Helena Esser dos Reis se centró en la crítica filosófica al sujeto moderno. Desde una mirada anclada en la historia del pensamiento occidental, explicó cómo autores como Descartes y Hobbes establecieron una noción de sujeto racional, autónomo, individualista y autosuficiente, que terminó convirtiéndose en el centro de las relaciones sociales y del contrato político. Ese sujeto, desligado del cuerpo, del otro y del mundo, se constituyó como la piedra angular de la ciudadanía moderna y de los derechos humanos, pero a costa de excluir y criminalizar toda diferencia: el extranjero, el loco, el pobre, el delincuente.
A partir de esa genealogía, la invitada mostró cómo esa racionalidad calculadora y meritocrática se sostiene en la actualidad como base del orden neoliberal, que profundiza desigualdades estructurales y niega la multiplicidad de formas de vida. Desde Foucault, recuperó la noción de crítica como sospecha activa del sujeto y sus funciones fundacionales, y llamó a disolver sus fronteras para imaginar otras formas de humanidad.
Asimismo, compartió su experiencia de trabajo con pueblos indígenas del centro de Brasil. Allí relató cómo las cosmologías originarias ofrecen otra concepción de sujeto, no centrada en el yo racional, sino en la integración con la naturaleza, la comunidad y los ancestros. A través de ejemplos concretos, como el de la “floresta de ancianos” del pueblo Canela, denunció los efectos del agronegocio sobre territorios sagrados y reivindicó una epistemología indígena que concibe la vida como relacional, colectiva y espiritual. Cerró su participación con énfasis en la urgencia de pensar desde presupuestos no hegemónicos y de ampliar el horizonte teórico-político hacia una actitud decolonial.
Voces que resisten y reconstruyen
Cecilia Baroni retomó la intervención de Helena para vincularla con su trabajo desde la psicología y el colectivo “Radio Vilardevoz”, conformado por personas diagnosticadas con sufrimientos psíquicos. Expuso cómo la racionalidad moderna ha patologizado la locura, separándola como un “afuera” de la razón, y cómo el sistema psiquiátrico ha ejercido formas de exclusión extremas sobre estas personas. Baroni llamó a “enloquecer la academia” y construir espacios despatologizantes donde las voces tradicionalmente silenciadas puedan tomar la palabra. Citó experiencias del colectivo que desestabilizan los criterios de normalidad, como un compañero que exigía que no se subestimara su “pensamiento cósmico”, y destacó la importancia de generar prácticas dialógicas que horizontalicen el saber. Asimismo, remarcó el logro normativo de la Ley de Salud Mental en Uruguay, que otorga a las personas diagnosticadas el estatus de sujetos de derecho y establece el cierre progresivo de las instituciones manicomiales.
Juan Fernández, por su parte, situó su reflexión en un contexto geopolítico amplio, marcado por la descomposición de los pilares de la racionalidad moderna frente a guerras, desglobalización y crisis ecológicas y epistémicas. Abordó críticamente el auge global del consumo de sustancias psicoactivas y, en particular, de los psicodélicos. Mostró cómo estas experiencias desafían las categorías modernas de sujeto, tiempo y conciencia. Desde una perspectiva descolonial y feminista, argumentó que las vivencias psicodélicas, en contextos rituales o terapéuticos, ponen en cuestión el modelo del individuo autónomo y productivo, abriendo posibilidades para formas de subjetividad ampliada, interdependiente y relacional.
Por otro lado, Javier Romano ofreció una lectura situada desde el territorio, las fronteras y los cuerpos. Planteó que la modernidad no nació en tierra firme, sino en el agua, en los barcos negreros que esclavizaron cuerpos africanos. Desde allí, propuso pensar una “geopolítica de la opacidad” frente al ideal moderno de transparencia y control total. Recurrió a autores afrocaribeños y a la teoría del giro afectivo para abordar cómo el cuerpo roto, migrante, racializado o excluido deviene centro de disputa política. Desde esta perspectiva, llamó a reimaginar la ciudadanía desde movimientos que escapan a las lógicas estadocéntricas, como las luchas LGTBI, antimanicomiales o neurodivergentes.
Finalmente, Alejandro Raggio problematizó la construcción moderna de la infancia y la adolescencia como sujetos “irracionales” y, por tanto, excluidos de la ciudadanía plena. Haciendo un recorrido histórico desde el proyecto ilustrado y la función tutelar de la escuela hasta la Convención de los Derechos del Niño, mostró cómo los dispositivos institucionales modernos han operado como formas de encierro y normalización. Defendió el derecho a la participación política de niños y niñas, y destacó la necesidad de repensar la educación desde una lógica no adultocéntrica, capaz de incorporar sus voces y experiencias en el diseño de lo común.
A modo de cierre, tuvo lugar un espacio de intercambio entre los ponentes y el público. La actividad completa puede visualizarse en el video a continuación: