El conservatorio que cerró la jornada “Poderes y Resistencias en la Hipermodernidad” reunió las voces de los feminismos, las militancias por las diversidades sexuales y de varones igualitarios para cuestionar la heterosexualidad como régimen político; plantear el lugar que ocupan los cuerpos que habitan los márgenes del sistema sexo-género; poner de manifiesto las fuerzas de los movimientos sociales, la disidencia y subversión política y las políticas estatales en género y diversidad.

“¿Qué es lo que hace a los feminismos tan actuales?”, se interroga Lilian Celiberti colocando a los feminismos en el centro de la disputa de las significaciones y como desestabilizadores de los roles tradicionales hegemónicos.
Entiende al feminismo en plural y como algo nacido desde el cuerpo y no como una corriente académica. Si bien el corpus teórico acompaña a los feminismos, ese pensamiento está habitado por sujetos que lo problematizan y cuestionan, explica la expositora.

Para Celiberti la contradicción propia de esta época, donde no hay certezas y sí una lucha por la significación, marca por un lado la fecundidad de identidades que interpelan permanentemente nuestras formas de ser y de pensar. Pero, por otro, ese mismo acto de interpelación llama a la reacción y origina las resistencias para sostener las normas establecidas.

“Así como hay una realidad cultural que nos hace cumplir determinados roles y es desde esos roles que se puede romper con esos mismos roles tradicionales hegemónicos, con las identidades pasa algo similar. Para existir políticamente se necesita identidades que politicen los cuerpos y con ello se corre el riesgo que la identidad trague la potencialidad resignificadora de otros sujetos.”

El patriarcado 2.0

Una de las tensiones más potentes y significativas de la época es la del patriarcado y las fuerzas que se lo oponen, plantea David Amorin. “Se está librando una batalla a muerte y estamos perdiendo”. Su intervención se centra en esta lucha, donde la mejor manera de “deconstruir el pariarcado” es conocerlo, por ello hace un repaso histórico que va desde los 30 mil años anteriores al 2500 AC, hasta la actualidad.

Plantea como clave la articulación entre academia, militancia y activismo, puesto se corre el riesgo de creer que el patriarcado está siendo vencido cuando en realidad se ha actualizado usando formas más simbólicas y más invisibles de dominación de las mujeres a manos de los varones.

Finalmente, propone comenzar a estudiar el rol que ocupan las masculinidades cómplices del patriarcado, así como acuñar el concepto de feminidades cómplices. “No es suficiente con el empoderamiento femenino y que las mujeres lleguen al poder, porque quienes lo hacen son mujeres patriarcales”. “Quienes damos la batalla también tenemos matrices patriarcales que nos atraviesan, por eso el trabajo de deconstrucción es singular y requiere mucha autocrítica. Es un trabajo cotidiano pensar las propias complicidades con el patriarcado”, afirmó Amorin.

Sexo-género

Marcela Pini plantea que quienes pueden pensarse dentro del sistema son aquellos cuerpos que tienen condición de sujetos/as; y para ser sujetos/as es necesario construir nuevas formas de representación.

“Cómo hago con el sufrimiento psíquico que implica estar fuera de los márgenes para expresar mi amor, mi afectividad; cómo le digo a esa otra/o que lo deseo”. Para Pini estas representaciones son necesarias, pero también la habilitación a la narrativa. “En la medida que puedo narrarme dentro de un sistema cultural con el que intercambio información construyo ciudadanía y mi condición de sujeta/o”.

La heterosexualidad no está en jaque afirma, pero “sí, la heterosexualidad obligatoria, que no conforma ni siquiera a las personas que se autoperciben como heterosexuales”. En este sentido, destaca el rol que los cuerpos trans ocupan en esta interpelación, no solo en la sociedad sino dentro de los movimientos sociales.

Finalmente, Pini plantea erradicar la palabra sexual del movimiento social de la diversidad. “Tenemos que empezar a pensar la disidencia por fuera de lo sexual”, porque no todas las identidades se construyen a través de lo sexual, y además el concepto de lo sexual que tenemos actualmente que nos marca como tenemos que hacer, como tenemos que besar, donde pareciera que todo empieza y termina con la relación sexual.”