En el patio de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar) desembarcó ayer la emisora Vilardevoz, proyecto que desde 1997 gestiona un colectivo de docentes y estudiantes de esa facultad con personas que están o han pasado por el Hospital Vilardebó. Cada sábado la radio organiza una fonoplatea y a veces “desembarca” en otros ambientes. El desembarco de ayer fue especial, porque la fonoplatea se armó con otras “radios locas”, como ellos les llaman: Radio abierta, de México, Descosidos, de Perú, Podemos volar, de Costa Rica, y entre hoy y mañana llegarán Los inestables, de Córdoba y La colifata, de Buenos Aires. Juntos iniciarán mañana el I Encuentro Latinoamericano de Radios Locas, que busca estrechar los vínculos entre estos proyectos que habilitan espacios de comunicación como terapia; no sólo de quienes están internados, sino de una sociedad entera que -como Vilardevoz ha planteado muchas veces- sigue encerrando la locura en lugar de integrarla.
El intercambio es posible a partir del proyecto binacional “Salud mental y comunicación participativa: dispositivos alternativos para la inclusión social”, que financia el Fondo Conjunto de Cooperación Uruguay-México. Éste fue el que propuso generar experiencias de saberes entre Vilardevoz y Radio abierta, que transmite desde la sede de la Universidad Autónoma Metropolitana de Xochimilco, de México. En junio cuatro participantes y cuatro técnicos de Vilardevoz _viajaron a México para conocer esa experiencia, y ahora _Radio abierta llegó a Uruguay. Además se integró al colectivo Descosidos, de Perú, que hace cinco años comenzó a trabajar con personas del hospital psiquiátrico Larco Herrera a partir de la fotografía y el año pasado empezó a salir al aire. Y fueron más allá: “Se nos ocurrió organizar un encuentro y hacer maravillas con el dinero para que varias personas de los colectivos estuvieran presentes”, relató Mónica Giordano, integrante de Vilardevoz. Esas maravillas permitieron que lleguen a Montevideo 30 participantes de las cinco radios locas latinoamericanas ya mencionadas.
Luis Leopold, decano de Psicología, junto a Humberto Tommasino, prorrector de Extensión de la Udelar, y Felipe Ortiz, de la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional, participaron en la previa del encuentro. Leopold comentó que Vilardevoz “genera sorpresas en forma imparable” y que si bien es un proyecto “orejano porque no depende más que de la generación de sus iniciativas” también construye redes con las instituciones. Destacó la función de la extensión universitaria: “No es un relacionamiento extensionista, iluminador, sino cederle espacio a organizaciones sociales de distinto pelo sin pretender homogeneizarlos. Es el disfrute del mestizaje, de proyectos e ideas diferentes”. Tommasino consideró que en Vilardevoz se integran la enseñanza, la investigación y la extensión, y recordó que “en algunas épocas se decía que no era posible pensar en hacer extensión en un hospital psiquiátrico”. “Aprendimos a humanizarnos juntos”, admitió.
Sonó música grabada pero también instrumentos y letras cantadas en vivo. Los participantes expresaron alegría, mencionaron los puentes que se tienden entre “la locura” y “la cordura”, lo difusas que son esas barreras y lo crueles que son las etiquetas, recordaron los derechos humanos postergados, la falta de inserción social y también la fuerza de los propios colectivos, que montaron el encuentro.
Mucho en común
“La salud mental en nuestros países es una temática totalmente acallada”, afirmó Giordano. “Se necesita voluntad política para generar cambios, transformaciones y alternativas en los dispositivos que atienden la salud mental”, dijo, y agregó: “Todos, como sociedad, tenemos que comprometernos con una temática que es súper excluida”.
Johuseline Porcel, de Descosidos, explicó que “el objetivo es desmitificar en la sociedad lo que es el loco. En los hospitales se junta la pobreza, la discriminación, el abandono familiar”.
Andrés Dinartes y Ricardo Cañas, de Podemos volar, describieron el programa semanal que se transmite desde el hospital psiquiátrico y por medio de dos radios universitarias costarricenses. La radio no sólo ofrece cambios en la rutina sino también posibilidades de crecimiento, de integración y de “terapia radiofónica”. Radio abierta está al aire desde hace cinco años y desde hace tres publica una revista digital, Toing, relataron Sara Makowski, Arturo Arendaño y Ulises Chávez. Insistieron en “amplificar los medios y los modos de comunicación”. Reseñaron que en México “no hay prácticamente opciones de atención comunitaria en el campo de la salud mental” y reconocieron el aporte de Radio abierta en ese sentido, en parte porque al transmitir desde la universidad permite “la fractura de los estigmas y construir lazos sociales”.
“Situación de la salud mental en América Latina” se titula la mesa que se realizará mañana de tarde en la Facultad de Psicología, y las experiencias de las distintas radios se presentarán el viernes de tarde en el mismo lugar. A las 12.30 del viernes se invita a la III Marcha por la Salud Mental y la Vida, que irá desde el callejón de la Universidad a la Intendencia de Montevideo, y el sábado de 10.00 a 13.00 todas las radios transmitirán en forma conjunta en la fonoplatea.