La vida de los estudiantes con capacidades diferentes que luchan con ahínco y tesón por cumplir sus sueños
La vida siempre nos pone dificultades, pero también nos da oportunidades y está en cada uno de nosotros poder verlas y saber aprovecharlas.
Cuando se nos presenta algún tipo de dificultad que nos impide desarrollar nuestra vida en forma completamente independiente se nota con más firmeza ese esfuerzo por seguir adelante, ese tesón, esa energía y esa fuerza de voluntad que parece irradiarse y multiplicarse en esa lucha diaria para la concreción de las metas personales.
En un primer momento se habló de personas con discapacidad o incapaces, luego de capacidades diferentes y actualmente se suele hablar de barreras que pone la sociedad e imposibilitan el normal desenvolvimiento de algunas personas.
Ese cambio de paradigma en la forma en que concebimos a las personas que no cuentan con todas sus habilidades motoras o sensoriales totalmente desarrolladas pone a la sociedad en su conjunto en una postura diferente.
Es entonces, cuando analizamos lo que hay a nuestro alrededor y en que medida esas barreras se vuelven algo muy difícil de atravesar para algunas personas.
A veces, un cartel, un cajón de verduras o un árbol que levanta las Informe1baldosas de una acera, pueden significar una gran dificultad para una persona y está en nosotros contribuir para superar esas barreras físicas que colocamos y que para otros constituyen un serio problema, por ejemplo para desplazarse con tranquilidad. Otras veces, tan solo un escalón, puede significar que una persona en silla de ruedas no pueda ingresar a realizarse un estudio médico y la falta de rampas sale a la luz, evidenciando que no pensamos en el otro en muchos aspectos. Después, están las otras barreras que ponemos, esas barreras sociales, que nos hacen pensar que hay personas que no pueden hacer ésto o aquello, limitándolas, como si nosotros pudiéramos o tuviéramos la capacidad de decidir por otros.
Pero están los que siguen, con ahínco, tesón y una fuerza de voluntad doblegada, luchando día a día por seguir adelante y en busca de sus sueños, aunque muchos les pongan barreras, aunque muchos no crean que pueden, aunque muchos les pidan que desistan… Pero la vida les va dando todo eso que siempre soñaron y que muchos no creían que podían lograr, gracias a su esfuerzo y a su espíritu de superación, mientras otros, se quedan varados y teniendo todo no logran nada.
En el presente informe, EL PUEBLO busca dar visibilidad a esas personas que con perseverancia buscan salir adelante más allá de las dificultades y las discapacidades físicas, motoras o sensoriales que puedan tener. Visibilizamos esa lucha diaria que enfrentan superando más barreras de las que uno se puede imaginar.
Las entrevistas de esta sección, corresponden a jóvenes estudiantes, del liceo o la universidad que siguen sus sueños y no bajan los brazos a pesar de las barreras que les colocamos…
Su brío por cumplir sus sueños la trajo hasta Salto y ahora estudia abogacía y trabaja en un Juzgado de nuestra ciudad
La luminosidad que desprende con su sonrisa, siempre pintada en su rostro, es como un imán para quien la mire. Su buen trato al hablar, su léxico muy correcto y su gestualidad adecuada, dan cuenta de su buena educación y una personalidad muy positiva que desprende a través de su alegría.
Al comenzar a hablar con ella, se nota su madurez, que con tan solo 21 años la encuentra en una etapa muy linda de su vida, estudiando la carrera de sus sueños y trabajando en un área vinculada a sus estudios.
La vida le presentó algunas dificultades, pero como ella misma lo dice y como contrapartida aprovechó “cada una de las oportunidades” que tuvo y con su tesón y fuerza de voluntad va cumpliendo sus metas.
Nació en la capital de Rivera pero toda su niñez la vivió en Carpintería Yaguarí, una localidad rural de Rivera, con muy pocos habitantes. Después, se que a Minas de Corrales a hacer el secundario, ahí cursó de primero a quinto y el último año del liceo lo hizo en la capital de Rivera. Ahí, hizo dos sextos, primero medicina y luego se cambió a derecho.
“Yo quería hacer medicina, pero creo que hice bien en cambiar de orientación, porque hoy estoy acá”, comenzó diciendo y sonriendo, Fernanda Gabriela do Canto, una joven riverense que con tan solo 19 años se vino desde la frontera norte del país cargada de sueños e ilusiones a estudiar abogacía en Salto.
El diagnóstico de Fernanda es diplejía espástica, producto de un parocardiorespiratorio que sufrió al momento del parto “se tardaron en hacer la cesárea, se me terminó el líquido amniótico y yo me quedé sin oxígeno, por eso hice un paro”, explicó la entrevistada en forma detallada y sencilla.
Hasta los ocho o nueve años de edad no podía caminar sola, lo hacía siempre con la ayuda de sus familiares, no tenía un andador para poder trasladarse y su movilidad se veía por eso muy limitada. Su padre la llevaba a caballo a la escuela de campaña y Fernanda no dejó de agradecer la colaboración de su maestra de esos años, de quien guarda hermosos recuerdos, así como de sus compañeros, quienes colaboraron mucho con ella también.
“En la escuela por ejemplo, si yo quería ir al baño la maestra interrumpía la clase y me llevaba. Después, a partir del mediodía mi madre iba a la escuela y se quedaba conmigo. Todo era muy dificultoso”, recordó.
Reconoció que su adolescencia fue un poco más difícil todavía, tuvo algunos episodios de bulling, pero “fueron muy pocos”, aseguró. “Por suerte, yo siempre encontré personas y compañeros que siempre me ayudaron y entendieron mi situación. Además, nunca tuve dificultades para hacer amigos, yo iba a todas las fiestas que me invitaban, nunca me aislé por mi condición física, siempre traté de integrarme como una persona más”, comentó.
El ahínco y la tenacidad por cumplir sus sueños
Su decisión de venir a estudiar a Salto “no fue fácil”, sus padres no lo aceptaron en un primer momento, pensaron en todas las dificultades que debería atravesar Fernanda y no concebían que las pudiera sobrellevar sola. Pero el ahínco y tenacidad de esta jovencita así como sus ganas de salir adelante y cumplir sus sueños fueron más fuertes, así que, sin muchas vueltas, se halló en Salto, entrando a la Universidad, acompañada de su madre para inscribirse a la Facultad de Derecho.
“Yo no sabía que iba a pasar, no conocía Salto, pero me moví como pude para poder venir a estudiar. Un día, agarré el teléfono y empecé a llamar a inmobiliarias de Salto, averigüé casas para alquilar, averigüé los ómnibus, como era todo en la Universidad, tramité la beca del Fondo de Solidaridad, todo eso lo hice yo, solita. Después, no le quedó otra a mis padres que aceptar lo que había decidido. Un día, me vine con mi madre a inscribirme a la Facultad, a conocer como era todo. Ahí me entero que las clases empezaban un seis de marzo, que era muy próximo y yo no tenía casa, no tenía nada visto y además tenía que salvar un examen de historia del liceo que todavía tenía pendiente. Así que esos días los viví muy intensamente, estudié a full para rendir el examen, lo salvé y enseguida me vine a Salto. Mi padre no lo podía creer, mi madre lo tomó un poco mejor pero mi padre no, creo que no lo tomaba muy enserio y le cayó la ficha recién cuando me tomé el ómnibus para venir”, comentó Fernanda, con una gran sonrisa iluminando su rostro al recordar lo que fue toda una odisea para ella.
Su adaptación a una nueva cuidad
Su primer año en Salto, estuvo acompañada por una Sheila, la hijastra de su hermano y después por su prima Mary, quienes la ayudaron en sus primeros meses de adaptación a un lugar completamente nuevo para ella. Éste año, está viviendo sola y cuenta con la colaboración de varias compañeras de clase que le dan una mano cuando pueden.
“Hay muchas cosas para las que necesito estar acompañada porque para mí es complicado trasladarme sola, hay muchos lugares donde no hay rampas, las veredas están rotas y por eso necesito que alguien me acompañe”. En lo demás, Fernanda tiene una vida prácticamente independiente, su paso por la Teletón, le permitió aprender a hacer muchas cosas sola, como por ejemplo, vestirse.
Ahora estudia y trabaja
Actualmente, además de continuar con su carrera trabaja en el Poder Judicial, en un Juzgado de Salto, gracias a la ley Nº 18.651, que establece el fomento del empleo de personas en situación de discapacidad.
“Yo no creo mucho en la suerte, pero la vida de a poquito me está dando muchas cosas.
Si me preguntaban cinco años atrás, yo no me imaginaba estar en Salto, estudiando abogacía, sola y con un trabajo.
Eso era algo que no me esperaba”, concluyó Fernanda.
Adriana Forni: sus dificultades auditivas no son impedimento para lograr sus metas como estudiante
Adriana Forni tiene cuarenta años y forma parte del staff de funcionarios de EL PUEBLO y en la actualidad cursa cuarto año liceal. Su meta es culminar los estudios secundarios para luego emprender una formación profesional.
Nos brindó su testimonio acompañada de la intérprete en lengua de señas Berenice Silveira (25).
Tiene dificultades auditivas desde su nacimiento. “Cuando nací mi mamá no se percató de mi sordera hasta que yo tenía un año de vida. Me llevaron a Montevideo. Mi familia se sentía muy acongojada porque no se podían comunicar conmigo.
Fue así que me enviaron a la Escuela de Sordos. Cuando tenía dos años mi maestra – que podía comunicarse fluidamente conmigo me enseñó a caminar” – compartió.
Cuando cumplió los 16 se inscribió para estudiar en la UTU. “Finalmente abandoné porque en aquel momento la institución no disponía de intérpretes de lengua de señas y me fue imposible seguir el ritmo” – nos revela.
Luego de ser madre comenzó a ir al liceo, porque allí estaban presentes los intérpretes.
Felizmente hoy ha aprobado cuarto año y se prepara para cursar quinto. “Es un gran esfuerzo pero me gusta mucho y vale la pena. Mis compañeros son jóvenes, tienen diferentes intereses que yo pero se llevan muy bien conmigo” – enfatizó.
-¿Qué recuerda de su primera etapa de vida conviviendo con sus dificultades?
-”Tenía amigos sordos y en UTU aprendimos muchas cosas, costura, cocina..
No fue fácil comunicarme … aprendí por lo que veía pero era dificultosa la comunicación con los docentes porque ellos no manejaban la lengua de señas.
Fue un gran esfuerzo para mí… de a poco y con cada oyente fui aprendiendo algo.
Pero la gran posibilidad se dio al llegar al liceo donde pudo culminar hasta cuarto año con el acompañamiento de los intérpretes y hoy se prepara para iniciar el Bachillerato.
-¿En algún tramo de su vida se sintió incomprendida o discriminada?
-”En realidad un poco incómoda porque mis compañeros se mostraban muy callados ante mí y tenían miedo de comunicarse conmigo.
Con el contacto diario, vamos conociendo a los demás y ellos a nosotros”.
Berenice Silveira es una de las intérpretes que asiste a Adriana. Se formó en Lengua de Señas en la Universidad.
Con Adriana Forni coincidieron en la iglesia Testigos de Jehová, donde Berenice enseña La Biblia a las personas sordas y con dificultades auditivas.
Berenice también maneja otros idiomas tales como el Inglés y el Portugués.
Si bien en la familia de Adriana no se expresan por medio de la lengua de señas, ella ha aprendido a entenderlos, muchas veces sorprendiéndolos. Con su hijo también, halló la forma de comunicarse fluidamente.
-¿Qué móvil la impulsó a vencer todo tipo de barreras?
-”Me di cuenta que era muy difícil trabajar sin tener el Bachillerato terminado. Por ello me propuse terminar los estudios para encontrar una estabilidad.
No me importa la edad… yo quiero estudiar.
Todos mis compañeros son jóvenes pero existe mucho respeto entre nosotros, se percatan que ya soy adulta… nos apoyamos”.
-¿Cuáles son sus aspiraciones de futuro?
-“Aún no lo tengo bien definido… pero me gustaría ser docente de Gastronomía e Informática. Pero hoy me centro en terminar el Bachillerato. Luego me definiré.
-¿Cómo es su rutina de estudio?
-”En realidad, mi intérprete en el liceo es Valeria. A veces está solamente el docente de la asignatura y copio lo que expone en el pizarrón. Matemática es la asignatura que me resulta más difícil. Pero allí vamos…. nos ayudamos entre nosotros”.
Adriana se siente muy entusiasmada y va por más… se ha trazado la meta de formarse profesionalmente venciendo toda circunstancia adversa que se le presenta.
Por ello desea transmitir un mensaje optimista, que es importante que los jóvenes – pese a cualquier impedimento, deben prepararse para el futuro y que la vía es el estudio.
Que la familia debe mantenerse unida y cuidarse entre todos. “Es importante enseñarle a las jóvenes generaciones a ser educados, repetuosos y solidarios porque es la base de todo, la forma de poder avanzar en la vida.
Si bien se advierte un gran avance en cuanto a la inclusión en los centros educativos, tanto Adriana como su intérprete Berenice coinciden que aún queda mucho camino por recorrer.
Es necesario desde las políticas educativas promover cada vez más la lengua de señas, ya que por ley en nuestro país es considerada la segunda lengua más hablada.
“El contexto ideal de una persona sorda no es una clase con oyentes e intérprete, sino un docente que hable lengua de señas y le pueda enseñar directamente a los alumnos” – precisó Berenice.
No obstante el equipo docente de los liceos se está habituando a tener alumnos sordos, se necesita que el esfuerzo sea conjunto para que se de realmente la inclusión.
“Voy a continuar estudiando hasta lograr ser un Contador” Con Flavia Velázquez y su hijo Carlos Mateo Collazo
El nacimiento de Mateo, se produjo prematuramente con veintiocho semanas de vida y un peso de 960 gramos.
Al cumplir tres meses, se le realizó un examen llamado Ecografía transfontanelar, donde se le diagnosticó parálisis cerebral, leucomalacia, afectando el cerebro y su motricidad. Actualmente Mateo cuenta con 17 años, concurre al Liceo Nº 2 Antonio M. Grompone a muy poco de recibirse de Bachiller, con la meta de convertirse en Contador Público. Lleva adelante un tratamiento, donde intenta junto a Fisioterapia e Hidroterapia, un resultado positivo. Dialogamos de ésta manera, con Mateo y su mamá Flavia, para conocer como es su condición de vida:
¿Cómo fue transitar por la escuela primaria?
Mis primeros años de primaria fueron de manera normal, hasta que comenzó una situación de discriminación hacia mí, haciéndome sentir muy mal. Ya en el liceo pensé que la situación cambiaría, pero siguiMateo con su mama y hermanaó igual y peor aún, teniendo que soportar mucho, incluso hasta éste último año. Flavia (mamá): Fueron cosas muy lamentables, que lo lastimaban a Mateo, incluso hasta ahora ocurren. Como tiene que trasladarse en sillas de ruedas, muchas veces ocurrieron caidas por descuidos de sus compañeros.
Mateo: situaciones desagradables que comencé a soportar en los centros de enseñanza que concurría.
Un recuerdo horrible que conservo entre tantos, cuando una maestra en una despedida, me puso la torta arriba de la mesa con una servilleta y me hizo comerla, apoyando mi boca en la mesa. En mi casa, estoy acostumbrado a que me ayuden a comer, ya que no tengo movilidad en mis manos. Y fue comer, como come un perro, sin ayuda de nadie.
¿Cómo es tu relacionamiento con los demás compañeros?
Siempre la relación fue muy buena.
Cuando comencé primaria y también secundaria, me exoneraron de dibujo, presentando un certificado de salud, exponiendo mi condición limitante. Pero en 1º año de secundaria, el problema comenzó con una profesora de Historia. Solía hacer comentarios en clase, insinuando que era yo inepto, iluso y también hacia mis compañeros. En un examen, me tiró con la hoja en la mesa y me dijo: “hacelo”.-Flavia: Hemos realizado reuniones individuales con los profesores y hubo un careo entre Mateo y cada uno de ellos. Por mi parte, realicé una denuncia a Secundaria como corresponde. Este año Mateo tuvo notas buenas y al finalizar el año, se las bajaron.
Yo tomé medidas con un abogado, porque lo que no deseamos, es que Mateo vuelva a tener materias con estos profesores. Ya que a éste Liceo, va a continuar concurriendo por la cercanía.
Es bastante delicada la situación, todos los años pasa lo mismo y nadie hace nada.
-Mateo: la situación, queda entre la Directora y algunos profesores y también los compañeros, porque ellos vivieron la misma situación.
Luego en 2 año, intenté integrarme al grupo y mis compañeros me excluían.
Comencé a sentir acoso de su parte y en una oportunidad, estaba en una silla con la que no podía trasladarme y me dejaron encerrado en el salón en horario de recreo.
Intenté pedir ayuda, nadie lo hizo y cuando volvieron fue como que no había pasado nada. Me enoja y me da mucha impotencia de lo que pasa.
¿Cuándo creyeron que era momento de recurrir al diario?
-Flavia: cuando hubo un problema con una materia este año-
-Mateo: cuando llegó el parcial este año, el docente que estuvo, me dió para que marcara y escribiera. Está en su conocimiento, de que yo no contaba con motricidad fina y había un informe que así lo dejaba por sentado.
Pude hacer un primer parcial, pero en el segundo escrito, me cansé y le dije que no lo podía hacer. Salí del salón y llamé a mi madre.
-Flavia: fue allí, cuando tuvo una crisis nerviosa, comenzó a llorar y le subió la presión.
¿Qué crees que es lo primero a solucionar?
-Mateo: Antes que nada, que en la enseñanza los profesores sepan trabajar con alumnos que tengan discapacidad. De que el alumno logre cursar su año de diferente manera y no como lo cursé yo. Porque es muy difícil.
Necesito dejarles un mensaje, ya que todo indica que desean que yo me frustre y no culmine el liceo.
Pero no lo van a lograr.
Yo voy a seguir concurriendo, estudiando y lo voy a terminar. Desde que comencé 4, de diez materias, salvé cinco sin dar examen. Y me dejaron con cinco para que yo hiciera 4 en dos años y 5 de igual forma.
Salvé tres materias y quedé con seis. Dos materias (economía y matemáticas 3) las abandoné por la situación que no me sentí bien.
¿Cómo es tu situación actual?
Tengo seis materias para dar. Debía pasar con 33 faltas y en mi boletín tengo 34. Quedé a libre por una falta. Llevamos en casa, todo documentado las faltas certificadas.
¿Desean dirigirse a alguien en especial por este medio?
-Flavia: a la sociedad. Que en cuanto a sus estudios, esté conociendo la situación y que esto mejore. Existe una ley de integración que no se aplica.
-Mateo: me gustaría que la sociedad se entere por medio de esta nota de lo que me está pasando. Que ayuden a que la situación mejore, porque yo quiero y necesito salir adelante. Que no haya más injusticias. Debe haber mucha gente en mi condición, pero a veces no se anima a hablar por miedo. Esto es una discriminación. Y puede ir más allá, porque cuando más intento reclamar mis derechos, mas intentan rechazarme, que no se sepa de ellos y frenarme en lo que quiero hacer. Y a esas personas que me discriminan, no les guardo rencor, pero ojalá nunca les pase con un hijo.
-Flavia: Nos gustaría que reconozcan el gran esfuerzo y los derechos que tiene Mateo.
¿Qué planes tienes además de recibirte de Contador?
Formar mi familia, tener mi propia casa y una salida laboral. Junto a mi hobby que es la música y la producción.
Melanie enfrenta su dislexia, cursa tercer año liceal y quiere ser traductora.
“Quiero viajar por el mundo y compartir mi experiencia de vida con otras personas”
Melanie Castro está culminando su tercer año liceal y se ha trazado muchas metas, desafiando siempre a la dislexia – enfermedad con la que tendrá que lidiar toda su vida.
Pero ello no le ha impedido mantener una postura de vida optimista y guerrera ante los obstáculos que se le presentan.
Por fortuna Melanie cuenta con el apoyo incondicional de su madre Sandra que desde un principio se ocupó de llevarla a los especialistas, buscando una alternativa para lograr su progreso académico.
La dislexia a nivel cerebral es una dificultad que puede afectar dos partes; la parte izquierda que es la que corresponde a la lectura y escritura y cuando afecta el hemisferio derecho se altera la forma de percibir las imágenes y las formas.
En el caso de Melanie se habla de un grado mínimo que le ha impedido el desarrollo normal en el aprendizaje de la lectura y la escritura. Lastimosamente la pujante joven tuvo que enfrentarse a la discriminación en su ciclo escolar y liceal pero ello no impidió que siguiera adelante en sus estudios.
En breve culminará sus estudios de ballet, concurre a clases de danza jazz y estmelanie y sandra informe 001udia francés.
“La dislexia me va a acompañar siempre pero uno aprende a disimular. Puedo leer ya como una persona normal. Nadie sabrá que tengo esa problemática. Sé disimularla” – nos confiesa la entusiasta joven que a lo largo de toda la entrevista no dejó de sonreír.
Cuando Melanie cumplió los siete años su madre la llevó a una psicóloga porque su pequeña hija no conseguía leer.
“Me di cuenta que algo no andaba bien porque en la época del jardín porque al principio del año tuvimos una reunión con la maestra quien nos dijo a los padres que los niños iban a salir ese año leyendo y escribiendo aunque sea el nombre.
Como ello no no sucedió con Melanie e insistí con la docente, éstsa me dijo que no me preocupara, pues todos los niños tienen una madurez distinta y que el proceso a veces es más largo.
Cuando empezó segundo la llevé a consulta con la pediatra que la antendía y ella la derivó a una fonoaudióloga que le hizo un estudio y si bien no determinó que se trataba de dislexia, afirmó que Melanie tenía problemas con la lectoescritura” – relató Sandra.
La joven pertenece a una familia que le encanta leer y era un tema no menor que Melanie se negara rotundamente a hacerlo.
“Empezamos a ver que algo estaba pasando”…
Pese a que madre e hija se percataron de que algo no estaba funcionando bien, Melanie siguió en infructuosos intentos. Pero esa lucha le generaba mucho stress pese a que una maestra, Carolina – “a la que recuerda como a la mejor docente que pudo tener” en la Escuela No. 92. Cuando finalmente fue diagnosticado su trastorno comenzó su terapia. “Primeramente intenté que Melanie leyera conmigo pero no fue posible… no contaba con las herramientas suficientes”
Mediante las pruebas que se le hicieron a la joven, se pudo advertir quer su nivel cognitivo y de aprendizaje era alto y en el aspecto de su relacionamiento y desevoltura – Melanie es una chica muy sociable. “A partir de esos estudios fue derivada a Cristina Palas que es una eminente profesional a la que estamos muy agradecidas por el progreso que pudo tener Melanie desde que inició el tratamiento” – afirmó Sandra Castro.
Palas brinda talleres en el Patronato junto a los estudiantes de Psicología trabajando en el desarrollo cognitivo de los niños que presentan diversas dificultades.
La dislexia le impedía leer una oración completa y poder asimilarla.
La dislexia causa dificultad con la lectura. También puede afectar la comprensión lectora, las matemáticas,la ortografía y la escritura.
La lucha contra la discriminación
“En la escuela me sentía amenazada porque los compañeros no entendían lo que me pasaba y se reían de mí… sufrí mucha discriminación también por mi apariencia durante los siete años.
Luego en el liceo también viví un infierno por mi dificultad y por vivir en el barrio Horacio Quiroga.
En el primer año liceal me abrían la mochila y desparramaban todos mis lápices en el salón y me escondían las cuadernolas… se apoderaban del dinero de mi merienda. Lamentablemente no conté con el apoyo de mi adscripto ni de la dirección.
Hoy felizmente estoy en un grupo distinto donde mis compañeros me aceptan como soy y no me critican. Todos somos diferentes en esa clase, inclusive tengos compañeros de una orientación sexual diferente y nos llevamos muy bien. Lo que puedo decir es que no debemos dejar que lo negativo nos gane…tenemos que mantener la fe lo que hacemos pues nadie podrá escribir nuestra historia por nosotros” – reflexionó Melanie.
Dr. Alfredo Navarro – Abogado no vidente
“El percance no me doblegó”
Cuando tenía 8 años, al hoy Dr. Alfredo Navarro, le descubrieron un tumor en la base del cráneo. Lo que en principio se le presentó como un golpe terrible, no alcanzó a doblegarlo, poco a poco fue asumiendo y aprendió a luchar contra él. Hoy, es un ejemplo de vida, es no vidente desde niño, pero aun así, estudió y se recibió de Abogado, título que recibió tras 9 años de carrera en la Regional Norte, Sede Salto de la Universidad de la República.
¿Cuál fue el motivo de la pérdida de la visión?
Nací en la ciudad de Paysandú, el 24 de febrero de 1979, y soy el mayor de cuatro hermanos. Mis padres son pequeños productores rurales, y viven actualmente en el campo.
Tuve una infancia normal hasta los 8 años en que debí ser operado de un tumor en la base del cráneo. Si bien éste me fue extirpado, ya me había afectado el nervio óptico y como consecuencia después de la operación, perdí la vista por completo, aproximadamente cuatro meses después, asumí que había quedado ciego.
Pero, el percance no me doblegó. Hice rehabilitación en Paysandú, durante un año, una vez a la semana. Luego, con una maestra especializada aprendí a leer y escribir con el sistema Braille y comencé a manejarme en orientación y movilidad mediante el uso del bastón.
Lo que más cuesta es acostumbrarse a usar el bastón y a andar solo. Al quedar ciego después de unos años de vida a uno le queda el recuerdo de los colores y la noción de espacios, lo cual ayuda un poco.
Los primeros años no me acostumbraba al bastón, lo rechazaba, hasta los 15 años siempre andaba acompañado de alguna persona. Me parecía que el bastón no me servía para nada, me sentía más cómodo y seguro acompañado por alguien. A los quince años comencé a viajar para asistir al liceo, ya que en ese momento vivía afuera y comprendí que el uso del bastón era necesario.
¿Fue difícil reintegrarse a su entorno?
Luego del primer año de rehabilitación me reintegré a la escuela común, siempre contando con el apoyo de una maestra especializada de Montevideo, que viajaba a Young para brindarme apoyo a mí y a mis maestros de cómo trabajar con una persona ciega. Ahora, la familia es esencial.
¿Cuándo surge su deseo de estudiar en Facultad de Derecho?
Terminé el liceo en Young. Siempre me gustó la materia del derecho y las leyes, por lo que opté por hacer derecho o algo relativo a esto.
Tenía dos opciones, o me iba a Montevideo, o venía a Salto, porque eran los únicos lugares donde podía hacer la carrera.
Así fue que en el último año del liceo, un grupo de la Regional Norte vino a Young a difundir la carrera y ahí decidí venirme a Salto.
Me pareció la mejor opción por un tema de cercanía, por los costos, y teniendo en cuenta que es una ciudad del interior, a lo que yo ya estaba acostumbrado, Montevideo era un cambio muy radical.
Los primeros tres años de estudios me alojé en una pensión, después me propusieron pedir una beca en el hogar estudiantil del Club de Leones, ya que tenía varios compañeros de Facultad que vivían ahí; la solicité y me la otorgaron de inmediato, por lo que allí estuve hasta finalizar la carrera. Tenía tres o cuatro compañeros que estaban en la misma clase, lo cual me facilitaba para estudiar.
¿Cómo hacía para estudiar?
Primero, en la escuela me manejaba con el Braille, al comenzar el liceo que había que leer más, grababa en cassettes, y lo mismo en la Facultad, mi madre me leía los libros, yo grababa y después escuchaba.
Ya en el segundo año de Facultad empecé a formar grupos de estudio y estudiaba con amigos, lo mismo en el hogar estudiantil.
Los últimos años estudié con el programa de computación (Jaws), lo que me permitió independizarme más en el tema del estudio.
En Braille para la Facultad, hay muy poco material, la Constitución y alguna otra cosa, pero muy poco, y no se lee con la fluidez que lee una persona que ve el texto.
Con el sistema de informática se puede leer a velocidades normales, no tiene limitaciones. El braille es la herramienta básica que tiene la persona ciega, es necesario para aprender a escribir, a redactar, aprender faltas de ortografías y demás. Pero en un estado más avanzado del estudio, ya el Braille queda un poco relegado, por la dificultad de que no hay información en Braille, y no se puede acceder tan rápidamente como con los programas de computación.
¿Qué rumbo tomó al finalizar la carrera?
Regrese a Young, donde tuve mi estudio jurídico y trabajé como administrativo en el MIDES. Hoy soy Defensor de Oficio.
¿Cómo te manejas con los papeles y demás?
Generalmente si es algo puntual pregunto, pero si no me manejo solo, con los expedientes judiciales, utilizo un scanner, donde digitalizo los documentos y los leo con el programa de la computadora (Jaws). Salvo los que están en manuscrita, que me los tienen que leer. JAWS (acceso a programas con diálogo), de Windows o cualquier otro con una síntesis de voz. El programa digitaliza el documento, verbaliza lo que aparece en el monitor y se capta a través de la audición.
Un mensaje que quieras darle a la sociedad…
Siempre lo que digo es que hay que tratar de proponerse una meta y lograr todos los medios para hacerlo. No hay que bajar los brazos.