Desde hace casi un mes, los jóvenes doloreños no tienen liceo. El tornado del 15 de abril barrió con ellos, llevándose techos y ventanas. De los edificios de los liceos Nº 1 y Nº 2 de Dolores, hoy quedan solamente ruinas. Los profesores y alumnos hacen esfuerzos para no discontinuar el año escolar, pero los obstáculos a los que deben sobreponerse son muchos: para empezar, se quedaron sin lugar de trabajo y muchos quedaron afectados emocionalmente por lo que vivieron.
"La situación es terrible", dijo a El Observador Laura Motta, consejera del Codicen, quien adelantó que en estos días se comenzaron a instalar las primeras de las 32 aulas prefabricadas que sustituirán a los liceos.
Al respecto, Laura Battagliese, inspectora regional de Secundaria, manifestó a El Observador que si bien está previsto que la colocación de las aulas termine el 19 de mayo, las mismas recién estarán acondicionadas para su uso, entre los últimos días de mayo y primeros de junio.
Mientras tanto, los aproximadamente 2.000 estudiantes de los dos liceos doloreños dividen sus actividades liceales en ocho locales diferentes, cedidos por distintas organizaciones y organismos del estado. Así lo informó la inspección regional en un comunicado publicado la semana pasada en la página web de Secundaria.
En el texto también se da cuenta de que por acuerdo entre todos los actores de la comunidad educativa, en esos espacios se están desarrollando "actividades educativas, que confluirán en las clases curriculares a desarrollarse en las aulas prefabricadas, que se instalarán en el predio de UTU contiguo a la escuela técnica".
Al respecto, Motta manifestó que la realización de actividades educativas no significa que los alumnos estén perdiendo clase. Por el contrario, explicó que dichas actividades están "enmarcadas dentro de la propuesta educativa de Secundaria, pero realizadas bajo otra modalidad para atender a la población afectada, que tiene otras necesidades". Agregó que los profesores y directores debieron "adecuar los contenidos curriculares al espacio físico y a la situación de los estudiantes".
Por su parte, Battagliese indicó que las actividades educativas consisten en talleres, teatro, actividades lúdicas, artísticas y al aire libre, entre otras.
Agregó que el turno nocturno del liceo Nº 1, que cuenta con unos 300 estudiantes, está dictando clases en salones cedidos por la escuela Nº 2.
Salud mental
La situación de Dolores también preocupa al sindicato, desde donde se advierte que las clases no se podrán retomar con normalidad hasta que se comiencen a utilizar los contenedores.
La presidenta de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes), Virginia García, dijo a El Observador que también preocupa la situación emocional de los docentes y estudiantes. Puntualizó que hay unos 60 docentes "seriamente afectados" y denunció que el Consejo de Educación Secundaria (CES) no les está dando atención.
Sin embargo, Battagliese señaló que el departamento integral del estudiante del CES está trabajando a través de psicólogos y asistentes sociales con los alumnos. Añadió que la Facultad de Psicología también está colaborando, poniendo equipos técnicos a disposición para que atiendan a docentes y estudiantes.
Aulas a largo plazo
Además de las 32 aulas prefabricadas (de siete metros por seis), ANEP instalará en el predio de UTU cinco baños con cuatro baterías cada uno. Posteriormente, construirá caminería para facilitar el acceso y la comunicación entre los contenedores.
Motta explicó que estas aulas se utilizarán, por lo menos, hasta fin de año, ya que los destrozos ocasionados en los edificios de los dos liceos implicarán construirlos a nuevo.
Agregó que el CES fue el organismo desconcentrado de la ANEP que más vio afectadas sus actividades en Dolores, ya que se quedó sin edificaciones. La situación fue diferente para Primaria y UTU, donde el impacto fue menor.