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El "Cisne negro" en el diván

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La Facultad de Psicología de la Udelar explica a través del psicoanálisis la película protagonizada por Portman
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El Observador
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http://www.elobservador.com.uy/noticia/205836/el-34cisne-negro34-en-el-divan/

"La única persona en tu camino eres tú. Es hora de dejarla ir. Piérdete”. Con esta frase profética, Thomas Leroy (Vincent Cassel), el director de la obra El lago de los  cisnes en la película Cisne negro, le pide a su bailarina principal, Nina Sayers (Natalie Portman), que interprete el rol del cisne negro con tanta naturalidad como representa al blanco. Y ella, efectivamente, se pierde.

Basándose en distintos fragmentos de este drama dirigido por Darren Aronofsky, los psicólogos con base psicoanalista Alicia Muniz, Gabriela Prieto, Irene Barros, Jorge Bafico, Ernesto Anzalone y Marcelo González Imaz compartirán la mesa redonda El cisne negro: visiones clínicas, aportes clínicos, este jueves a la hora 18.30 en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar).

Bafico, por ejemplo, tratará el fenómeno de la prepsicosis que sufre el personaje de Nina al verse sometida a la presión de tener que interpretar el rol protagónico de la obra.

“Es el momento en que Nina no entiende nada de lo que sucede a su alrededor, su entorno se vuelve amenazante, escucha voces, su imagen se transforma”, explicó el psicoanalista, quien describió a este tiempo como “espantoso” y “angustiante”. Ante ello, la bailarina genera un delirio para dar explicación a esta situación incomprensible y termina por convertirse en un cisne negro.

“No se vuelve loco quien quiere, sino quien puede”, dijo Bafico. Es la estructura psicótica de Nina más el factor estresante lo que termina explotando en un delirio.

Para Bafico la relación de Nina con su madre, Erica Sayers (Barbara Hershey), aunque insana y terrible, no generaba conflictos en la psiquis de la joven bailarina. “Es su sexualidad la que genera la descompensación psicótica”, afirmó.

De hecho, el personaje de Leroy, oscuramente acertado, también le dice a Nina: “Todos conocemos la historia. Pequeña niña virgen, pura y dulce. Atrapada en el cuerpo de un cisne. Desea la libertad, pero solo el amor verdadero romperá el hechizo. Su deseo es casi concedido en la forma del príncipe. Pero antes de que pueda declarar su amor, su gemela lujuriosa, el cisne negro, lo engaña y seduce. Devastada, el cisne blanco salta de un precipicio. Matándose, va a la muerte y encuentra la libertad”.

Pese a tratarse de una ficción, Bafico dijo que la historia de Cisne negro “podría suceder en la realidad”, y que Aronofsky “estaba muy bien asesorado”. En su consultorio, el psicoanalista ha tratado pacientes psicóticos, a los cuales no confronta con sus delirios porque de nada sirve, dijo. “No se le puede decir a Nina que no tiene plumas, porque ella las ve y cree que existen”, ejemplificó.

En estos casos, el tratamiento pasa por intentar que la persona mantenga lazos sociales que lo sostengan a la realidad. Una contención que Nina no tuvo.

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