Varias mesas y escritorios de distintos tamaños se alinean a ambos lados del gran salón. "La fábrica" se lee desde lejos en uno de los espacios, y en el mismo pizarrón un esquema explica cómo transformar tapitas de plástico en un borrador para pizarrón. En otra de las mesas trabaja una empresa audiovisual, y en otra un emprendimiento que comercializa empanadas.
En total, funcionan en ese espacio común de trabajo unos 30 emprendimientos. Se trata del primer cowork público, financiado por la Intendencia de Montevideo (IMM) y en el que se agrupan cooperativas sociales, de software, audiovisuales, de cuidados, cursos de capacitación, estudios de abogados, contadores, y organizaciones.
Si bien Enlace -así se llama el cowork- comenzó siendo una propuesta para cooperativas tecnológicas y de servicios, el proyecto viró hacia un perfil también social, explicó a El Observador el director de Economía Social y Solidaria de la IMM, Daniel Arbulo.
El viernes 27 de octubre de mañana el local de avenida Agraciada y San Martín estaba casi vacío. El único emprendimiento presente era la cooperativa Riquísimo Artesanal. Sus integrantes planificaban la elaboración de empanadas para esa semana.
Desde mediados de año, la cooperativa, formada en su mayoría por expacientes del Hospital Vilardebó tiene en Enlace, su centro de reuniones. Además, funciona allí otro grupo integrado también por expacientes del Vilardebó, Sueños de Libertad, y una sociedad de padres con hijos autistas. Todas estos emprendimientos encontraron en el lugar un soporte para desarrollar sus actividades.
"Nos conocimos en el Vilardebó. Yo hago la masa, Roberto pica la cebolla. Fernando hace la limpieza. Martín empezó como estudiante pero ahora se sumó a la cooperativa", explicó José Luis Pereira sobre el trabajo de la cooperativa que se formó en 2012 a partir de un de un proyecto de extensión universitaria de Facultad de Psicología. "Nació frente a la necesidad de reinsertanos laboralmente", agregó. Y el vínculo con Enlace surgió también en ese marco, que busca fomentar la inclusión social.
Uno de los primeros encuentros de los expacientes del Vilardebó con el lugar y con los demás emprendimientos fue en junio, en la fiesta de inauguración del local, a la que estuvieron invitados. "Estuvo buenísimo, había mucha gente. El piso de arriba estaba lleno", contó Fernando Martínez, otro de los seis integrantes de la cooperativa.
Sentirse parte, "tener un diálogo con otros emprendedores, estar invitados a eventos, eso es un aporte fundamental. Contar con apoyos resulta clave para ellos y es lo que hizo que fueran de los primeros en entrar y hasta ahora están siempre", indicó Arbulo.
Se busca, así, aprovechar "esa sinergia, de poder compartir y enriquecerse del conocimiento de cada uno", agregó Martín Leguisamo, quien comenzó dando apoyo al proyecto y es actualmente uno de los socios de la cooperativa en formación.
Riquísimo Artesanal llegó a Enlace después de pasar por varios lugares, explicó Pereira, otro de los integrantes de la cooperativa y todavía están en un proceso de apropiarse del lugar, agregó Mercedes Sosa, una de las pasantes de Facultad de Psicología que da soporte al emprendimiento.
Pereira asegura que este proyecto le cambió la vida. "Yo estoy muy contento. Es una oportunidad que me dieron y trato de agarrarla bien", dijo a El Observador.
Tienen la idea, una vez instalados, de poder compartir y generar intercambios con otros emprendimientos. El trabajo se ve como "mediador" y "potenciador". "Esto de salir de un encierro y ser parte de un colectivo, creemos que desde la tarea y la responsabilidad que implica está bueno", indicó Leandro Monteagudo, otro de los pasantes de la Facultad de Psicología.
El espacio estuvo cerrado durante 15 años, explicó Arbulo. Actualmente, el funcionamiento del lugar es financiado por la intendencia, pero la idea es que los emprendimientos que facturen comiencen a aportar para los gastos operativos del local. Actualmente la intendencia invierte unos $2,5 millones anuales.
La idea es que en el futuro la comuna aporte el 50%, y las cooperativas el otro 50%. También se pretende que una vez que los emprendimientos se estabilicen, los cooperativistas donen horas para ayudar a otras iniciativas, incluso a emprendimientos externos al cowork. "La intención es que, sin importar cuánto paguen, haya un compromiso de brindar horas a la comunidad", agregó Arbulo.
Lo que importa, destacó Leguisamo, es el vínculo, "generar una red de sostén" que dé el empuje para que las cooperativas prosperen, y cumplan un rol social".