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NOTICIAS

"Sobre blanco y negro"

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Temática
Cultura y salud mental
Medio
Semanario Brecha
Medio
Medio digital
Conductor/a - Periodista
Franco Scopelli
Fecha
FUENTE
https://brecha.com.uy/blanco-sobre-negro-2/

A un año de la aprobación de la polémica nueva ley de salud mental son varias las propuestas y encuentros que invitan a seguir pensando en una realidad crítica que pide soluciones durables y humanas. Ya sea en forma de libro o de película, las ingeniosas narrativas de la lucha por los derechos en salud mental vuelven a levantar su voz.

No recuerdo exactamente si era Rodolfo Walsh o Bertold Brecht quien se preguntaba  cómo  narrar el horror. Seguramente am bos. Los episodios de Auschwitz para el primero y la violencia devenida masacre de la Revolución Libertadora para el segundo significaron una encrucijada: si relato estos hechos, si utilizo mis aptitudes narrativas y artísticas para hacer de esta realidad terrible que encuentro a mi alrededor una obra, un objeto artístico, ¿no estaré de alguna manera sacralizándola, lavándole su horror para los buenos modales del público? Una pregunta similar ocupa a las organizaciones de la sociedad civil que se dedican a la salud mental en nuestro país.

Cómo narrar la realidad que rodea a los usuarios, a los trabajadores, a quienes militan por los derechos humanos, vulnerados una y otra vez por el confinamiento forzoso y las terapias invasivas; cómo narrar la realidad de las colonias psiquiátricas, o la de Millán 2515, en donde hace más de un siglo que se asienta el Vilardebó, único hospital psiquiátrico de Uruguay y símbolo de lo que muchos entienden como la perversión de lo que debería ser realmente la salud mental, es decir, justamente lo opuesto a un manicomio.

La lucha crítica y popular por cambiar las condiciones actuales de la salud mental en Uruguay tomó fuerza a partir de 2012 con la creación de la Asamblea Instituyente por Salud Mental, Desmanicomialización y Vida Digna (Al), un espacio horizontal que comenzó a reunirse en la Facultad de Psicología de la Udelar y que luego se fue mudando a diferentes espacios de la ciudad. Su cometido era visibilizar la vulneración de derechos que sufren las personas psiquiatrizadas. Un espacio que unía a los profesionales, docentes, estudiantes, usuarios, familiares, trabajadores, visitantes extranjeros y a todo aquel que quisiera aportar a la lucha. La Al tuvo una intensa actividad hasta fines de 2017, cuando se aprobó la nueva ley de salud mental, resistida y criticada duramente por la Al junto con el Instituto de Estudios Legales y Sociales de Uruguay (lelsur) y el Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (Cainfo). Considerando que la nueva ley aprobada no considera el trabajo realizado por más de 54 organizaciones en la Comisión Nacional por una Ley de Salud Mental en clave de Derechos Humanos, sino que refleja un enfoque corporativo relacionado con el establishment médico, además de que habilita a continuar con el tratamiento invasivo y discriminatorio, los militantes lograron que un comité de la Onu observara al Estado uruguayo y que el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos recomendara rever algunos aspectos de esta ley.

"RAYADXS ESTAMOS TODXS." Este libro recupera el lustro de lucha nucleado alrededor  de la Al. La introducción que abre el volumen es justa: "Poder armar un recorrido a partir de nuestras experiencias hace a una narrativa singular y a la vez colectiva . Anónima. Como cebras al galope". Veinte nombres conforman este tejido de poco más de cien páginas en el cual los sujetos mismos de la historia ensayan su propia narración. Ante la encrucijada esperable (narrar el horror), ellos retrucan: ¿cómo narrar lo colectivo? Para recuperar la cercanía y el sostén emocional que brinda una organización social, de lo primero que se deshicieron fue de la figura del autor. Aparte del prólogo, ninguno de los textos del libro está firmado. Para recuperar ese procedimiento de verdad tan propio de las organizaciones sociales, que no opera en largos estudios, como quizá sí lo hace la academia, los textos repiten desde la historia de cada uno de los integrantes una misma comprensión de la problemática que enfrentan, dan a luz consignas y claves de acción. Un "sentido común" al que todos han contribuido, pero que no es propiedad de ninguno. Como esta décima:

"Como a un jugo Caribeño

estiraron la propuesta

en una izquierda supuesta

que muere en cada quinquenio.

La salud hoy tiene dueños

y pastilleros de a lote

idóneos pa' nuestros brotes

mal vistos por la comuna.

Cómo será la laguna

que el chancho la cruza

al trote".

A los textos se les agrega una serie de fotografías en las que las imágenes repetidas de las cebras preconizan la libertad al tiempo que exponen, sin tapujos, su condición de rayadas. Esconder, juntar y centralizar el problema es la lógica manicomial estatal; mostrar, dispersar y colectivizar la situación de las personas psiquiatrizadas es el objetivo comunitario, el fruto de estos espacios narrados en Rayadxs estamos todxs. Hay un capítulo especial dedicado a los llamados "bares antimanicomiales': espacios nocturnos donde poder salir de encierros y contar. La idea comenzó en 2016 y reu-nió poesía, música y relatos en diferentes locales de la ciudad.

La casualidad acercó también al vecino que se hallaba en el bar; la curiosidad quizá lo llevaría a preguntarles a los bulliciosos: "¿Por qué la cebra?". Ellos le contarán y él sonreirá, luego preguntará un poco más y la seriedad ante la problemática ganará los rostros. La lucha es para que la próxima vez que escuche por ahí hablar de "los locos" piense en esa noche, en esa gente, y de repente también piense en una cebra al galope, y cada vez menos en oscuras habitaciones, en seres más que humanos, en el abandono casi absoluto y en la insostenible situación que el pasado octubre provocó la muerte de Marcos Soto en el Etchepare, cuando un incendio en el lugar lo encontró con las manos atadas.

Puede parecer coincidencia, pero no es. A principios de este año se estrenó Locura al aire, el documental dirigido por Alicia Cano y Leticia Cuba que sigue a los integrantes de Radio Vilardevoz, emisora comunitaria que funciona dentro de las instalaciones del hospital y que cumple ya 20 años. La excusa, aparte del onomástico, fue la de un viaje a México, a un encuentro de otras "radios locas", y la preparación previa que los personajes tuvieron que hacer. Ante la encrucijada (narrar el horror), las directoras retrucan: ¿cómo narrar la diferencia? Bien señalaron varios críticos en su momento que el documental se aleja del modelo de "cabezas parlantes" y pone el problema de la salud mental en el contexto de la vida diaria. El juego de palabras con "al aire" remitiendo al vuelo, a la emisión radial y a la libertad va de la mano con un tono cariñoso que contrasta inmediatamente con todas las ideas previas acerca de "un documental sobre un viejo manicomio". Las cineastas logran captar las pequeñas historias de los personajes sin dar lugar a la piadosa compasión, sino más bien revelando la necesidad y demostración de afecto de los personajes. El dolor y la tragedia no son la receta para involucrar al espectador, aunque se nombran a veces, como al pasar. Uno de los internos dice que si la sociedad tiene un colador, aquellos que no se adaptan a lo necesario terminan en lugares como el Vilardebó. El mismo personaje luego toma una guitarra y canta picarescamente un blues acerca de un loco que se escapa del manicomio.

El documental observa y deja que sean los protagonistas quienes escriban sus propias palabras, quienes propongan su voz. Y sorprende a muchos espectadores encontrar "locos" que son conscientes de su condición, de por qué los han encerrado, y que incluso pueden explicarlo ellos mismos. Ante la obsesión por la seguridad, la normalidad y la adaptación que lleva a crear lugares como el manicomio, las directoras apuestan a la sensibilidad de los usuarios y a la diferencia como valor, como posibilidad de convivencia. El trato que los psicólogos tienen con los pacientes del hospital está capturado con gran pericia. En una breve escena, uno de los personajes saluda a la profesional y acto seguido le relata con lujo de detalle varios episodios ficticios . Con gran sutileza ella le hace notar la ilusión, y un breve silencio entre ambos termina luego con un agradecimiento y un abrazo sentido, al caer en la cuenta de su propia mentira. Las miradas y los silencios se ocupan muchas veces de dinamitar la distancia entre un "ellos " y un "nosotros".

La presentación de Rayadxs estamos todxs será el próximo jueves 29 de noviembre a las 19 horas en Tristán Narvaja 1578. Una nueva oportunidad para dinamitar distancias.

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