El sobrepeso y la obesidad alcanzan a siete de cada 10 uruguayos. Sin embargo, al momento de vestirse estas personas se encuentran con un país que prácticamente ignora su existencia. Luego de varias iniciativas frustradas, vuelve al Parlamento un proyecto de “ley de talles” que obliga a la industria de la vestimenta a contemplarlos. La discusión promete.
Yo no me siento discriminada por negra. Me siento discriminada porque soy gorda". La frase se la dijo una mujer de Tacuarembó a la diputada colorada Susana Montaner y es utilizada por la legisladora para explicar por qué apoya la aprobación de un proyecto conocido como "ley de talles", que por tercera vez en 10 años comenzará a analizar el Parlamento. Ahora, la intención de legislar sobre el tema tiene respaldo de representantes de todos los partidos que integran la comisión que lo estudiará.
El argumento es que la ausencia de talles grandes en la mayoría de los comercios del país representa una discriminación hacia las personas con sobrepeso que choca con el principio de igualdad establecido por la Constitución y fomenta un modelo de éxito basado en la "delgadez extrema", que genera trastornos como bulimia y anorexia. La iniciativa pretende que los comercios que venden prendas de vestir ofrezcan "todos los talles que respondan a las características antropométricas de la población" del país (ver más en la página siguiente).
El hoy intendente de Florida, Carlos Enciso, presentó este proyecto en 2007. Según dijo, no pretendía ser una ley de "talles especiales" sino una enfocada en "la población media" que no consigue vestimenta. Su iniciativa tuvo una historia larga de idas y vueltas por los pasillos del Palacio Legislativo, pues afecta directamente el modelo de negocio de los comerciantes de vestimenta. Tanto los importadores como los fabricantes deberían hacer cambios profundos en sus stocks para poder cumplir con esta exigencia.
Este año, sin embargo, parece haber voluntad política para que avance el tema, según constató El País entre los miembros de la comisión. Eso fue lo que faltó en 2008 y 2009, cuando los reparos de empresarios y la campaña electoral enterraron el tema, según Enciso. El jefe comunal recordó que una vez que el proyecto tuvo media sanción en Diputados, hubo "presiones" de empresarios en las "cúpulas partidarias" para que el texto no obtuviera sanción completa. En este período el proyecto fue presentado por las diputadas suplentes del Partido Nacional Jimena Nogueira y María Pía Biestro.
Consciente de las dificultades de lograr una ley "equilibrada" que promueva derechos pero no ponga en aprietos a un sector de la economía, el presidente de la comisión de Género y Equidad de la Cámara Baja, el frenteamplista Luis Puig, dijo a El País que su objetivo es "instalar el debate" y llamar a todos los actores involucrados. El texto se analizará en forma conjunta con la Cámara de Industrias y de seguro tendrá modificaciones.
"Hay que trabajar para evitar la discriminación y plantearse que exista una racionalidad de hombres y mujeres reales y no los estereotipos que crean los especialistas en marketing para generar procesos comerciales", opinó Puig.
Sin embargo, para los empresarios una ley de estas características no solo sería "imposible de cumplir", sino que implicaría una "restricción a la libertad de empresa y comercio". Desde la Cámara de Comercio se argumentó en 2008 que el proyecto "dejaría en muy malas condiciones a los comercios que por estrategia comercial deciden no tener todos los talles".
Mientras en el mundo crecen los movimientos que buscan generar consciencia sobre la importancia de la aceptación del cuerpo y al tiempo que en el país crecen los índices de sobrepeso y obesidad a un ritmo vertiginoso, psicólogos, psiquiatras, legisladores, personas con sobrepeso y especialistas en la industria de la moda local coinciden en que Uruguay tiene en el debe dar una oferta que contemple el tamaño promedio de los uruguayos.
Faltan talles "normales".
Cuando Silvia Carrau tocó fondo llegó a pesar 222 kilos. En aquel momento usaba "bolsas". Pero luego de hacer un gran esfuerzo de la mano de los grupos Alco (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad) que ahora dirige, llegó a los 80 kilos que desde hace años mantiene con orgullo.
Hoy se "calienta" por tener un peso "relativamente normal" para lo que fue y aun así no conseguir talles. "Yo soy un talle 44 o 46 común, pero cuando salgo a comprar ropa acá soy un XXXL. Son talles completamente chicos. Con la cosa de traer ropa de China y otros lados, no existen más los talles normales".
Un recorrido por los centros comerciales del país parece darle la razón. En buena parte de los locales las prendas llegan hasta el XL y hay diferencias sobre cuántos centímetros de tela lleva cada talle.
Carrau insiste en que la gente no se acerca a Alco por no entrar en la ropa. En realidad, cuando llegan es porque la obesidad les generó diferentes problemas como enfermedades cardiovasculares, diabetes, entre otros. Pero asegura que la vestimenta es un tema central para la autoestima. "Si para los gordos solo hay túnicas, es un problema".
El líder de Gordos Organizados, Luis Cherro, reprochó que las tiendas en Uruguay tienen "probadores chiquitos" y que "no hay ropa" para personas con sobrepeso. "Acá se compra todo en China y cuando ofrecen prendas XXG o XXXG tienen las etiquetas cambiadas. En un shopping una persona obesa no encuentra nada".
Cherro consideró que los gordos son "los olvidados" en el país y reconoció que parte del problema es que las personas con sobrepeso y obesidad tienen dificultades para organizarse y hacer valer sus derechos.
Depresión y culpa.
Las dificultades para tener un sistema de talles unificado y prendas que incluyan a toda la población no son exclusivas de Uruguay. Un estudio realizado en 2010 por la Fundación Imagen y Autoestima de España concluyó que aunque el 80% de las mujeres tenía un índice de masa corporal adecuado para su salud (por encima de 25 indica sobrepeso y por encima de 30 es indicador de obesidad), el 40% afirmó tener problemas para encontrar ropa de su talla. Más aún, esas personas admitieron sentirse molestas, deprimidas e incluso culpables por esa situación.
Pese a que Argentina tiene desde 2009 una ley de talles que rige para Buenos Aires, casi un 40% de los consumidores tiene dificultades para encontrar prendas en el área metropolitana, según una encuesta realizada por la Universidad Abierta Interamericana y publicada por Infobae en 2015.
Para la directora del Instituto de Psicología de la Salud de la Facultad de Psicología, María Pimienta, en la actualidad se ofrece a los individuos "dobles mensajes": por un lado, se incita a probar cada vez más alimentos mientras que, por otro, se muestra que "la delgadez es atractiva". Esto genera "confusión en jóvenes vulnerables que luchan con cuestiones de identidad" así como "desconcierto, vergüenza y culpa".
Según Pimienta, el modelo imperante asocia el control del peso y el logro de delgadez con el autocontrol y el éxito, lo que puede derivar en trastornos alimenticios. Por otra parte, esto va de la mano con "el rechazo al obeso como lugar común en las sociedades actuales". "Legislar sobre el tema de los talles en la ropa no soluciona el problema pero es un aspecto a modificar necesariamente", opinó.
La psicóloga Eva Makukina y la psiquiatra Graciela Alfonso forman parte de un equipo multidisciplinario que trata casos de sobrepeso y obesidad en la Clínica de Obesidad y Cirugía Bariática de Montevideo. Consultadas por El País, ambas coincidieron en que las dificultades para acceder a cosas cotidianas como la ropa forman parte de lo que provoca ansiedad o angustia. "Las personas guardan la ropa de cuando eran delgadas y les cuesta mucho pedir un talle mayor. A veces se privan de ponerse una ropa más bonita por no ir al comercio a pedir un talle grande o porque no lo encuentran fácilmente", consideró Alfonso.
Un problema recurrente es que la ropa grande no se exhibe en las tiendas y que las personas "se sienten incómodas" pidiéndola. Las profesionales consideraron que, en general, en la sociedad uruguaya no se percibe que detrás de cosas cotidianas como ir a comprar una prenda existen "aspectos emocionales". Según dijeron, existe "desconocimiento" porque "la obesidad se asocia a falta de voluntad" cuando, en realidad, detrás de cada persona hay alguien a quien "le cuesta mucho adelgazar".
El mercado "plus size".
Barbie sorprendió hace poco al desarrollar a sus famosas muñecas de talles más grandes. Se sumó así a una movida mundial encabezada por la industria de la moda de Estados Unidos, que comenzó a ampliar la oferta "plus size". Marcas como Ralph Lauren y Calvin Klein presentaron colecciones que apuntan a este segmento de mercado. Es que las tasas de sobrepeso y obesidad crecen en todo el mundo y allí hay hombres y mujeres dispuestos a gastar en vestirse bien.
Sin embargo, aún en los países que llevan la delantera, existen factores que complican el desarrollo. Por ejemplo, la baja disposición de los diseñadores a vestir a personas con sobrepeso, opinó en el diario The Washington Post el diseñador y educador Tim Gunn, más conocido por su show de televisión, "Project Runway".
En Uruguay, en tanto, la industria de la moda tiene "mucho por hacer". Está "en pañales" en lo que refiere a atender a este segmento del mercado, opinó Mónica Zanocchi, directora del sitio especializado en moda, Blog Couture. "Es una oportunidad de negocio y estamos pésimo porque casi no hay opciones", señaló.
Más allá de esto, para los fabricantes una legislación que los obligue a realizar ropa de todos los talles podría transformarse en un dolor de cabeza y una pérdida de dinero.
Para el secretario de la Cámara Industrial de la Vestimenta, Elbio Fuscaldo, "la obligación de tener todos los talles es difícil de cumplir porque hoy ni en talles regulares uno va y encuentra todos". "Ningún minorista ni importador compra talles que después no pueda vender porque no le quedan bien a nadie", añadió. Y si se lo obliga a tener una prenda más grande porque no la tiene en stock, le saldrá seis veces más que la original.
Con esto en mente, Fuscaldo señaló que "tratar de forzar a que lo mismo que se encuentra en Miami se ubique en un shopping de la capital es imposible".
Zanocchi coincidió en que la industria de la moda es complicada y que hay que tener mucho cuidado en la inversión en stock. Por eso, a su juicio sería más interesante "unificar los talles" para que se adapten al contexto uruguayo.
El debate recién comienza.
Sin balanzas ni resonadores para obesos.
Hace cinco años, Silvia Carrau se internó para hacerse una de las "cirugías reparadoras" para reducir los excesos de piel luego de una cirugía con manga gástrica. Pesaba 110 kilos pero cuando fueron a pesarla para determinar la cantidad de anestesia que debía recibir, debió ser trasladada a la cocina del sanatorio: no existía en la sala de operaciones una balanza que pesara más de 100. La presidenta de Alco Uruguaya usó el ejemplo para demostrar que el país no piensa en los obesos. La "discriminación" se nota en la salud y en otras áreas, planteó. Según dijo, los tomógrafos o resonadores no tienen capacidad para atender a personas que pesan más de 110 kilos. Luis Cherro, de Gordos Organizados, agregó que en los ómnibus no caben personas con sobrepeso y que muchas veces son discriminados a la hora de conseguir un trabajo.
Diputados que son sensibles al problema.
Casi todos los diputados de la comisión de Equidad y Género expresaron a El País su opinión. Cecilia Bottino (MPP) dijo que hay que "legislar para evitar la discriminación". Luis Puig (PVP) cree que hay una "falta de equidad y discriminación". Quiere "instalar el tema" y "convocar a todos los actores". Graciela Matiaude (Partido Colorado) dijo que en la actualidad existe gente que "no encuentra talles" y que desde la legislación se las puede ayudar. Susana Montaner (Partido Colorado) quiere avanzar con el proyecto y combatir trastornos como bulimia y anorexia. Busca que "la gente no se sienta discriminada por el talle". Sin embargo, quiere cuidar un "sano equilibrio" para que no se pierda "el libre comercio". En tanto, Juan Andrés Arocena (Partido Nacional) dijo que está a favor de estudiar el tema y abordar cuestiones de discriminación.
Claves del planteo.
El proyecto de ley establece que todas las industrias y locales "que comercialicen, distribuyan o importen" deben contar con prendas "en todos los talles que respondan a las características antropométricas de la población" uruguaya, que se definirán en la reglamentación. Quedan comprendidos los comercios que funcionan en ferias y excluidos los de venta de ropa usada.
El contralor quedará a cargo del Área de Defensa del Consumidor del MEF, que actuará de oficio o ante denuncias de consumidores. El proyecto establece una multa de entre tres y seis bases de prestaciones y contribuciones y la clausura por hasta cinco días en caso de reincidencia.
MSP planea legislar sobre la publicidad de comida y educa a cantineros de liceos.
El problema creció en silencio sin que las autoridades se dieran cuenta de sus dimensiones. Pero hoy, en el Ministerio de Salud Pública (MSP) consideran que los niveles de sobrepeso y obesidad del país representan una alerta "absolutamente roja". Es que en siete años la obesidad disparó su crecimiento y, de continuar "con esa misma velocidad, en siete años Uruguay igualará a Estados Unidos", que lidera cómodo el podio en esta "epidemia", advirtió a El País Isabel Bove, nutricionista y asesora del MSP en materia de alimentación.
En Uruguay, cada 10 personas, casi siete tienen exceso de peso y tres tienen obesidad, de acuerdo a la Segunda Encuesta de Factores de Riesgo que tiene datos de 2013.
Como lo que importa en estos casos son las tendencias, el objetivo sanitario del gobierno para 2020 no es reducir los índices sino, en primer lugar, "detener el aumento en todas las etapas de la vida". Y para eso el foco está puesto en prevenir el incremento de peso en aquellas personas —en particular los niños y adolescentes— que aún no adquirieron el problema.
El MSP ya comenzó a desplegar una estrategia de acercamiento a los centros educativos para profundizar lo establecido en la ley de la alimentación saludable y además prepara una nueva legislación que enviará próximamente al Parlamento para "proteger los derechos del niño y del adolescente sobre lo que se informa en la publicidad".
"Los estamos bombardeando con mensajes", explicó Bove, quien opinó que debe ser "más simple poder darse cuenta cuáles alimentos no son tan sanos". "No se puede tomar más al alimento como un juguete, porque jamás lo fue. El alimento siempre fue alimento", agregó. Además, señaló que "hay medidas que se tienen que tomar desde el Estado" porque no se puede "cargar sobre las espaldas de los padres la propaganda agresiva que hay".
Si la situación es alarmante en la población en general, más aún si se miran los datos de los niños y jóvenes. "Estamos más que en rojo pero a tiempo de tomar medidas", reconoció Bove.
Es que el exceso de peso se inicia en Uruguay de forma temprana: dos de cada 10 niños de seis a ocho años tiene exceso de peso mientras que la cifra sube a tres de cada 10 si se evalúa a los jóvenes de entre 10 y 15 años, según datos del MSP.
Más aún, una investigación realizada por Isabel Pereyra y Carolina de León del Departamento de Nutrición de la Universidad Católica del Uruguay presentada este año, analizó el estado nutricional en adolescentes de primero a cuarto año de liceos privados de Montevideo. La conclusión es que el 37% tiene sobrepeso u obesidad. "Hasta un adolescente cada 10 es normal encontrar, pero esta cifra es más de dos veces superior", explicó Pereyra.
En 2013 el Parlamento aprobó la Ley de Merienda Saludable con el objetivo de promocionar en los centros de estudio la alimentación balanceada y el MSP emitió un listado de los alimentos recomendados que pueden ser vendidos en los centros de estudio.
En línea con eso, a partir de noviembre se realizarán talleres de cocina para cantineros de liceos públicos y privados y UTU, para que amplíen la variedad de recetas saludables. El MSP quiere que se ofrezcan comidas que "vuelvan a lo natural, que sean ricas y no más caras".
Por otra parte, en el MSP comenzaron a trabajar con docentes de educación física, inspectores y adscriptos para "sensibilizar en el tema" y que sean líderes en la promoción de hábitos saludables con los jóvenes. "Que comprendan que cuando estoy tomando un refresco de 600 cc. estoy tomando 12 cucharitas de azúcar, que si me como un alfajor la mitad es azúcar, que si me como un bizcocho un tercio es grasa", ejemplificó Bove. Ya comenzaron a realizar reuniones y en ellas se buscará trazar estrategias para "promover la actividad física, empezar a tener música en los recreos, actividades para disminuir el sedentarismo, incentivar el uso de la bicicleta", entre otros hábitos saludables.
El próximo paso será conectarse con clubes y centros de baby fútbol para llegar con el mensaje y sacar una guía con consejos alimenticios para toda la población.
"Como aumentaba lentamente, no nos dimos cuenta de las dimensiones a las que estábamos llegando", se lamentó Bove, y reconoció que en los últimos años "faltó poner en primer orden este tema" y ahora hay "mucho trabajo por hacer".