Egresada de la Licenciatura en Psicología en la Universidad de la República (Udelar) en 1992, Graciela Loarche se diplomó en Actuaciones Psicosociales, Violencia Política y Catástrofes en la Universidad Complutense de Madrid en el año 2006 y se especializó en el mismo tema en esa casa de estudio en el año 2008. En el año 2015 se recibió como magíster en Psicología Social en la Udelar.
Tras iniciar su carrera docente en 1991, actualmente es profesora agregada del Instituto de Psicología de la Salud en el programa Concepciones, Determinantes y Políticas en Salud, del cual fue coordinadora del año 2016 al 2020. Es coordinadora de la Unidad Curricular Psicología y Ámbitos Interdisciplinarios y responsable del Plenario Psicología, interdisciplinaria y medio ambiente. También es responsable del Seminario Optativo sobre Psicología en eventos extremos y desastres y de la Práctica Primeros Auxilios Psicológicos, capacitación que también brinda como curso de Formación Permanente.
Fue responsable de la investigación “Abordaje psicosocial con estudiantes y docentes de la Ciudad de Dolores, Soriano “ y orientadora del proyecto “La incidencia de los desastres socionaturales en la resiliencia ante el suicidio de adolescentes. Estudio sobre el impacto del tornado del 15A en la Ciudad de Dolores en estudiantes de Ciclo Básico del Liceo N°2”.
Su línea de interés y producción está enfocada a las emergencias sociales y desastres; gestión integral del riesgo en emergencias sociales y desastres; psicología, salud y medio ambiente; valoración del impacto vital y Psicoterapia del trauma, culpa y duelo en personas que han atravesado situaciones extremas; e Intervenciones psicosociales y comunitarias. En este campo, posee múltiples producciones dentro de las cuales se destacan los artículos arbitrados “Vulnerabilidad de las áreas inundables de la ciudad de Artigas. Impacto del evento de diciembre de 2009” y “Estudio sobre la percepción social de riesgo y las creencias básicas en estudiantes de educación media afectados por un tornado (Uruguay)”, su tesis de maestría “Impacto vital en experiencias extremas. Estudio sobre el trauma psicosocial de los habitantes de la Ciudad de Young en relación al siniestro ferroviario del año 2006” y el capítulo de libro “Aportes de la psicología para pensar la identidad y arraigo ambiental” del Libro “Derechos humanos y medio ambiente” Es coautora de la publicación sobre “Sistematización de experiencias integrales en Facultad de Psicologia” y del libro de la Red de Municipios y Comunidades Saludables “Construyendo Salud desde los territorios. Experiencias en salud comunitaria, trabajo en redes, formación y acción en contextos de pandemia. Uruguay”.
Primeros auxilios psicológicos. Impacto vital y trauma en personas y comunidades afectadas por eventos extremos. Autocuidado, bienestar laboral e impacto en los trabajadores intervinientes en poblaciones en situación de vulnerabilidad. Gestión integral del riesgo y medio ambiente.
El personal de salud y educativo fue atendido por expertos con la misma terapia que se utilizó con los refugiados sirios en Uruguay
Algunas personas necesitan contar muchas veces lo sucedido, otras no recuerdan algunos tramos acerca de la forma en que salieron de donde se encontraban, con quién estaban o ni siquiera el propio ruido del tornado, que otras describían como ensordecedor. Son reacciones normales ante una catástrofe natural inesperada como ocurrió con el tornado de Dolores un mes atrás, explicó a El Observador Graciela Loarche, psicóloga especializada en el tema.
Es sabido que las catástrofes naturales generan un impacto en las personas y que sus secuelas pueden perdurar en el tiempo. Para que logren olvidar esa experiencia traumática es que tanto el equipo de salud mental de ASSE como varios expertos de la Facultad de Psicología, fueron a Dolores luego del tornado del pasado 15 de abril para colaborar en el tratamiento psicológico que necesitan los que vivieron el suceso.
Por otra parte, la responsable del área de Salud Mental de ASSE, Magdalena García, aseguró a El Observador que vecinos de Alto de Dolores –la zona más afectada por el tornado– reclamaron que un equipo de terapeutas hiciera una intervención con ellos. En ese sentido, dijo que "probablemente" el último fin de semana de mayo irán para utilizar el mismo método que con el personal de salud y educativo.
"Hay que lograr que recuerden el suceso, que lo vean como en un álbum de fotos, porque ahora no pueden porque lo vivieron"
En las situaciones como las de Dolores ocurre que los más afectados son los "cuidadores", quienes sufrieron un doble desgaste porque fueron víctimas del tornado y a la vez tenían que seguir en sus funciones, como el personal de salud y de educación.
El tornado era un evento que no podía predecirse y para el cual el cerebro no le encuentra una lógica, no logra entender lo que está pasando y responde con estrés, explicaron las expertas.
"Una alarma queda prendida en un suceso traumático", dijo García, que es la respuesta normal de protección. Pero si esa catástrofe es muy intensa, la alarma no se apaga y eso es lo que hace que ante un suave viento que se levanta, las personas revivan el suceso como que estuviera pasando, algo que les relataron la mayoría de las personas de la ciudad.
Hay quienes no logran "digerirlo" por sí solas y son las que necesitarán una ayuda psicológica mantenida en el tiempo –el 12% estimó García– y podrán recibirla tanto en la mutualista como en el hospital de Dolores, donde se reforzó el equipo de salud mental.
Pero esa alarma es mayor en los médicos, por ejemplo, que estaban trabajando en el hospital y ellos mismos habían sido damnificados. "Volvieron a atender después de que fueron a su casa y estaban todos sanos", contó García, quien estuvo encargada de tratar al personal de salud, que incluía a los médicos, choferes, enfermeras, cocineras, administrativos, telefonistas, porque todos habían quedado sobrepasados.
El hospital de Dolores estaba en peligro de derrumbe, la mitad totalmente destruido y había tantos pacientes que tuvieron que atender en el piso.
"Me olvidé que era el piso, curábamos en el suelo, limpiábamos la sangre y volvíamos a atender a otro paciente. Los choferes íbamos por las calles con autos particulares recogiendo pacientes", comentaron. Con esas situaciones se encontraron los psicólogos que fueron a tratar al personal de salud en Dolores, semanas después del tornado. "Fue una cosa muy de guerra", aseguró García.
"Los lugares seguros fueron destruidos, todo a lo que sentían apego desapareció y eso hace más difícil el proceso de recuperación", aseguró Loarche. La experta, que se encargó del tratamiento del personal educativo, relató que están "muy estresados" porque atender a los alumnos que pasaron por el mismo evento que ellos les genera más estrés. "Están trabajando bien, dentro de lo posible, pero no tienen las aulas adecuadas para dar clase y eso interfiere mucho", agregó.
Intervención en los barrios
Empezaron por los "cuidadores", que fueron los más afectados, pero a fines de mayo comenzarán a tratar a los vecinos. La idea es utilizarlo como un filtro para que los hospitales no se saturen y que solo lleguen a los centros de salud los que estén más afectados. "Si todos fueran a atenderse es imposible", dijo García.
Por otro lado, el Instituto del Niño y del Adolescente del Uruguay está trabajando con los niños de los centros CAIF y los clubes de niños para hacer un diagnóstico y derivar a especialistas a los que lo necesiten.
Los que presenciaron el evento quedaron muy afectados y muchos de ellos necesitarán un seguimiento psicológico personalizado. Muchos perdieron su casa, su barrio y todas sus pertenencias.
"Hay que lograr que recuerden el suceso, que lo vean en un álbum de fotos, porque ahora no lo pueden recordar porque lo vivieron", dijo García.
Por otra parte, miles de personas sufrieron el impacto de la catástrofe, para la que no estaban preparadas. En ese sentido, la psicóloga Loarche explicó que Uruguay carece de cultura preventiva ante desastres, que son todos los eventos que desestructuran el tejido social. Agregó que "seguimos dando respuesta al impacto".
En ese sentido, aseguró que tanto el tornado como las inundaciones de los últimos meses deben tomarse como una oportunidad.
Igual terapia que la que se utilizó con sirios
Con el personal de salud y educativo de Dolores se utilizó la misma terapia que en las familias sirias cuando llegaron a Uruguay, que suele implementarse en las personas que vivieron catástrofes o que tuvieron historias de vida traumáticas. También fue utilizado con víctimas de ataques terroristas en Israel, el terremoto de México y Japón.
El método se llama EMDR y busca que una situación pase a ser un recuerdo sin perturbar la vida de la persona. "Es como los primeros auxilios en salud mental", explicó Magdalena García. Ayuda a aliviar los síntomas y reprocesar lo que quedó "estancado en el cerebro" y provoca que sientan que siguen viviendo el suceso.
En las próximas semanas el mismo protocolo va a utilizarse con los vecinos de Alto de Dolores, la zona más afectada por el tornado.